Leopoldo López se entregó. Esto no es solo un comentario visceral. No. Tampoco son aseveraciones con ánimos de discutir con las facciones más o menos moderadas de la disidencia que aún sienten un ápice de respeto por él. El hecho está ahí. Es visible y audible para todo el que quiera corroborar cómo sus alocuciones —desde que salió de Venezuela con destino a Madrid— ahora buscan un solo fin: tender la mano al chavismo, para gobernar en coalición.
Su más reciente intervención no dejó lugar a dudas sobre lo anteriormente planteado. López tocó, armó y pulverizó en pocas palabras la activación de la doctrina de Responsabilidad para Proteger (R2P, en inglés), una iniciativa cuya posibilidad había sido piedra angular para sostener y creer en el discurso del Gobierno interino. Un recurso que formaba parte de todas esas “opciones sobre la mesa”, de las que tanto hablaba Guaidó y hoy, con su compañero de partido, no pasó de ser nada más que humo. Solo eso.
López cortó los modos y las formas. Fue directo al grano: “Hay que ser muy claros, no existe en estos momentos —y así nos lo han hecho saber varios países— que esa posibilidad se materialice. Por lo tanto, nos toca cohesionar y fortalecer la presión alrededor de un objetivo que nos unifique”.
De igual manera, el dirigente de Voluntad Popular hilvanó sus ideas para bajar la letalidad a lo que había dicho. En lugar de retractarse, optó por explicar que el objetivo que unifica a la coalición opositora, así como a gran parte de la ciudadanía venezolana, es ejercer toda la presión diplomática, económica, política, comunicacional, para lograr elecciones presidenciales y parlamentarias, libres, justas y verificables.
Esta intervención, junto con otras entrevistas que ha ofrecido López después de emigrar a España, lapidan de manera sistemática el discurso que por casi dos años ha sostenido Juan Guaidó para salir del régimen venezolano.
La coordinadora nacional de Vente Venezuela, María Corina Machado, fue una de las primeras en reaccionar a estas palabras de López. Ella, quien compartió junto al dirigente de Voluntad Popular y el exalcalde Antonio Ledezma la iniciativa de “La Salida”, hizo su justo reclamo. El mismo que mucha gente pensó, quizá, con más o menos improperios al paso. Otros usuarios en las redes sociales también hicieron lo propio.
No, @leopoldolopez. A los venezolanos nos unifica la conquista de la Libertad y para eso se requiere el R2P.
Éste debió ser el ÚNICO objetivo del gobierno interino. Si no pueden lograrlo, para qué quieren extender su mandato? https://t.co/E7dTAnlzXB— María Corina Machado (@MariaCorinaYA) December 10, 2020
Leopoldo López y su camino al encuentro del chavismo
El discurso de López hoy dista de una manera bastante marcada de quien entró a la cárcel en febrero de 2014. Los escenarios de alianzas, pactos y transiciones con el chavismo son cada vez más recurrentes en su discurso. Sorprende, eso sí, la sencillez con la que los evoca. Como si de un plumazo, un apretón de manos o también la foto para el periódico, se borraran los delitos y crímenes de lesa humanidad que el régimen de Nicolás Maduro ha cometido y que ahora los propios dirigentes de la oposición quieren dar por proscritos.
La prensa española y latinoamericana ha sido el escenario que le ha permitido explayarse sobre las posibilidades de pactar con el chavismo. De manera recurrente se acumulan centímetros de notas y notas que esbozan su coqueteo con el régimen, o en su defecto, con la izquierda española.
López se ha reunido con el socialista Pedro Sánchez, quien no le recibió en calidad de presidente sino como secretario de su partido, el PSOE. En aquella oportunidad, López dio un rueda de prensa donde asomaba una reflexión que ya mostraba sus intenciones en el mediano plazo.
«Me queda claro que con Nicolás Maduro es muy difícil poder plantear una negociación (…) Estamos convencidos de que una transición va a tener que incluir a personas que han estado en la estructura de poder de la dictadura», dijo.
De la misma forma, López aseveró que está dispuesto a reunirse con el izquierdista Pablo Iglesias, así como «con cualquier persona y organización que esté dispuesta a aportar soluciones para Venezuela». Aparentemente, el dirigente de Voluntad Popular olvidó los turbios negocios de Podemos con el chavismo.
Ejemplos como los reseñados anteriormente se acumulan de manera progresiva, casi mecánica. Se suman a diarios excusas para no condenar al chavismo. Tantas son, que al parecer, la salida de la embajada tuvo un costo que ahora puede estar cobrándose en cada una de esas intervenciones televisadas.
Un panorama nada alentador: la oposición en su laberinto
La oposición camina hoy por una senda difusa. La imagen de fuerza monolítica de la que hablaba el Gobierno interino hace un tiempo atrás terminó por desmoronarse. Se ve hecha pedazos con cada alocución que hacen los dirigentes venezolanos desde el exilio, hablando de transiciones con los verdugos que una vez los condenaron, sentados en la misma mesa.
A estos espectáculos internacionales se les suman los opositores con agendas distintas a las ordenadas por el Gobierno interino para llegar a un mismo fin. Ellos, tachados de histéricos o simplemente subversivos, evitan cualquier asociación con Guaidó y aluden un par de buenas razones, la languidez en las acciones del interinato es una de ellas, obviamente.
El chavismo también tiene su dosis de culpa por el caos que se vive hoy en el seno del interinato, con declaraciones como las de Leopoldo López que restan credibilidad a todo el esfuerzo que los venezolanos hacen por salir del régimen. Maduro y sus acólitos tampoco pierden la oportunidad de arrinconar con su policía política —en complicidad con otros secuaces— a cualquier dirigente medio de la oposición. Así la disidencia no olvida quién le está respirando en el cuello.
A personajes como Leopoldo López, emular una imagen de misericordioso y pacifista le queda grande. Es algo que su batería comunicacional se ha empeñado en mostrar desde que estuvo tras las rejas, bajo la categoría de “preso de conciencia”, pero que con él esa percepción no cuaja, sencillamente no resulta. Tampoco funcionará un escenario donde la oposición invite al chavismo a hacer repartición de bienes y perdones con quienes llevaron al país a la mayor crisis humanitaria. Hay mucho por lo que el régimen debe responder y eso nadie lo tiene que olvidar. Nunca.