
El candidato demócrata Raphael Warnock, quien hoy pelea un puesto al Senado por el estado de Georgia, fue vinculado recientemente al dictador cubano Fidel Castro. Las conjeturas surgen a raíz de un encuentro sostenido cuando el dirigente comunista estuvo en Estados Unidos en 1995.
Warnock para el momento se desempeñaba como pastor en la Iglesia Bautista Abisinia de Harlem, donde Castro fue acogido en ocasión de su visita a la nación norteamericana para participar en la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
En aquel entonces, Estados Unidos le permitió a Castro permanecer dentro de un radio de 25 millas de las Naciones Unidas, en la ciudad de Nueva York. Por lo tanto, Castro en este encuentro “arremetió contra Estados Unidos con vigor. En su discurso ante las Naciones Unidas, más temprano ese día, terminó la velada con una entusiasta interpretación del himno socialista La Internacional”, reseñó el Miami Herald.
El pastor principal de la iglesia, Calvin Butts, defendió en esa ocasión la decisión de invitar a Castro. El argumento del religioso fue que formaba parte de la tradición “dar la bienvenida a aquellos que son visionarios, que son revolucionarios y que buscan la libertad de todas las personas alrededor del mundo”, reflejó Cubanet.
Tras este hecho, Warnock envió un mensaje a través de su campaña para hacer frente a estos señalamientos. Su representante, Terrence Clark, trató de minimizar el incidente, evitó responder si el demócrata asistió al evento e indicó que “hace 25 años, el reverendo (Warnock) era pastor de jóvenes y no estaba involucrado en ninguna decisión en ese momento”.
Clark, a su vez, resaltó que el aspirante demócrata se desempeñó como pastor de jóvenes cuando ocurrió el discurso de Castro y como “pastor asistente” más tarde en su mandato en la iglesia.
La euforia reflejada en la visita de Castro
El Washington Post fue el encargado de reseñar en aquel momento la visita de Fidel Castro. El título de la nota fue “Harlem abraza cálidamente a Castro”. Dicho relato se basaba en una descripción minuciosa y empapada de adjetivos, sobre cómo una feligresía estaba enardecida frente a aquel hombre —con su típico traje militar verde oliva—, que tanto admiraban.
En algunas líneas que se rescatan del artículo se palpa fácilmente cómo ese día la feligresía y el dictador se encontraban en un ir y venir de emociones, sumado a la consonancia de pensamientos.
Esta mañana en las Naciones Unidas, él era Castro, un jefe de Estado más vestido para el día con un traje azul oscuro. Pero esta noche en Harlem, su nombre se expresó como un canto rítmico: “¡Fidel! ¡Fidel! ¡Fidel!” y el anciano revolucionario que ha engordado un poco por la cintura estaba una vez más con su vieja faena verde oliva.
“¿Cómo podría ir a Harlem con mi traje de negocios?”, bromeó el líder de Cuba, mientras calentaba la habitación en la Iglesia Bautista Abisinia en West 138th Street.
La multitud rugió su aprobación por el humor al estilo de Castro. Y rugió su aprobación por todo lo demás que dijo: su jactancia de haber sobrevivido a “los cientos de atentados contra mi vida”, su laberíntica historia de la participación de Cuba en el movimiento anticolonial africano y sus elogios a los médicos y maestros cubanos. Todo fue recibido con la misma alegría: “¡Viva Cuba!”
Harlem lo amaba, y mientras su discurso se prolongó durante más de una hora, quedó claro que Castro los amaba por amarlo. Señaló con amargura que no fue bienvenido en la recepción que ofreció el presidente Clinton a los otros líderes en la Biblioteca Pública de Nueva York. Pero, dijo, “Como revolucionario, sabía que sería bienvenido en este vecindario”.
Según los informes revelados por Fox News, el evento de 1995 fue organizado por la Fundación Interreligiosa para la Organización Comunitaria.
La página web de dicha organización que también lleva su nombre, ha estado gestionando viajes a Cuba desde 1992 “sin solicitar permiso del Gobierno de Estados Unidos”.
Las ideas que vinculan a Warnock con Castro
Hoy Raphael Warnock está camino a una segunda vuelta para obtener un puesto en el Senado. Su rival es la senadora republicana Kelly Loeffler. El demócrata —tras estos acontecimientos— pretende desligarse de dicho hecho, que marca la percepción de los votantes sobre cómo puede ser su proceder, en caso de resultar ganador.
Todo apunta a que Warnock era pastor de la iglesia cuando Castro pronunció su discurso. De acuerdo con una biografía en el sitio web de la Iglesia Bautista Ebenezer, ha estado desde muy joven ligado a este tema. A su vez el New York Times reseñó que Warnock sirvió durante 10 años en la Iglesia Bautista Abisinia en Harlem.
Las recientes imágenes y testimonios de la propia campaña de Warnock le sirvieron de abono a la campaña de Loeffler para argumentar que “el discurso de Castro era parte de un patrón más amplio de Warnock que abrazaba ideas radicales de izquierda”, según reseña Cubanet.
“Raphael Warnock celebrando a Fidel Castro y dándole la bienvenida a su iglesia es solo el último ejemplo de una larga lista de sus posiciones socialistas radicales de extrema izquierda”, dijo el portavoz de Loeffler, Stephen Lawson.
A este pronunciamiento también se plegó el senador republicano Marco Rubio, quien después de recordar este incidente agregó que “25 años después, Warnock quiere ser un senador de Estados Unidos por Georgia”.
In 1995 Raphael Warnock was one of the pastors at a church in New York that hosted Fidel Castro for a speech where he attacked America & ended by singing the socialist hymn Internationale
25 years later Warnock wants to be a U.S. Senator from #Georgia
— Marco Rubio (@marcorubio) November 11, 2020
Otra señal inequívoca que también enciende las alarmas sobre la simpatía de este demócrata por la izquierda es el respaldo por el autodenominado socialista demócrata y senador Bernie Sanders.
Aunque Warnock no respalda el “Green New Deal”, mostrado como una herramienta para implementar el socialismo, acepta los Acuerdos Climáticos de París y la transición “a una economía limpia para 2050”, una clara movida que apunta a alcanzar la cero emisión de carbono.