La Organización Mundial de la Salud (OMS), ha jugado un triste papel en el desarrollo de estrategias para combatir la pandemia del COVID-19. Desde un inicio, caracterizado por el hermetismo sobre la propagación de la enfermedad —en complicidad con el régimen chino hasta culpar al mundo por el manejo de la enfermedad—, este organismo ha marcado su proceder con contradicciones. Hoy no fue la excepción.
En una entrevista a The Spectator citada por Infobae, David Nabarro, encargado de la Organización Mundial de la Salud para el coronavirus en Europa, explicó que desde la organización “no abogamos por las cuarentenas como el principal medio de control de este virus”.
Estas declaraciones causaron revuelo y llegan luego de nueve meses de intensa lucha por parte de los líderes mundiales para contener la propagación de un virus que ha contagiado ya a más de treinta y cinco millones de personas y matado a más de un millón.
Ahora, Nabarro, en nombre de la OMS indicó que “las cuarentenas solo tienen una consecuencia que nunca deben menospreciar, y es hacer que la gente pobre sea muchísimo más pobre”.
La pobreza podría duplicarse
El representante alertó también que la pobreza en el mundo podría duplicarse para el próximo año y los confinamientos serían uno de los motivos centrales que conducirían a la población por este camino.
Ante este panorama, pidió a los líderes mundiales que “dejen de usar la cuarentena como su método de control principal”, para dar paso a otras medidas que bajen la curva de contagio de la enfermedad.
“Es muy posible que tengamos al menos una duplicación de la desnutrición infantil porque los niños no reciben comidas en la escuela y sus padres, en familias pobres, no pueden pagarlo. Esta es una catástrofe global terrible y espantosa”, reconoció Nabarro.
Trump y su victoria contra el confinamiento
La declaración de la OMS este lunes fue recibida con beneplácito por el presidente estadounidense, Donald Trump, quien fue crítico del confinamiento como un método de contención para la propagación del COVID-19.
Trump se hizo eco —y presumió con merecidos motivos— del pronunciamiento del organismo: “Acaba de admitir que tenía razón. Los confinamientos están matando países alrededor del mundo. La cura no puede ser peor que el problema en sí”.
The World Health Organization just admitted that I was right. Lockdowns are killing countries all over the world. The cure cannot be worse than the problem itself. Open up your states, Democrat governors. Open up New York. A long battle, but they finally did the right thing!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) October 12, 2020
Con este clamor de base, Trump exigió a los gobernadores demócratas que abrieran sus estados, para así liberar a la población del confinamiento que ha terminado por causar serios daños económicos en todos los sitios en donde se ha implementado.
Las incoherencias de la OMS
La organización y su sistema difuso de recomendaciones han sido objeto de diversas polémicas. Sus contradicciones en el manejo de la pandemia siguen latentes.
Los primeros argumentos expuestos para darle poca importancia indicaban que las posibilidades de expansión del virus por fuera de Wuhán, la zona donde se originó, eran escasas.
La propagación llegó y se registraron los primeros casos fuera de China. Europa fue la siguiente en ser vapuleada por el virus y hoy América es el principal continente afectado, con Estados Unidos a la cabeza.
Estas cifras de hoy desautorizaron las declaraciones de la OMS de principios de año, las cuales indicaban que no existía evidencia concluyente de que el coronavirus se transmitiera entre personas, mientras los contagios se extendían progresivamente por todo el mundo.
Las disyuntivas en el manejo de la pandemia se hicieron cada vez más. Desde la OMS se emitió un informe preliminar sobre los primeros cuatro meses de la pandemia.
El documento sostiene que la emergencia internacional, declarada el 30 de enero por la OMS, “no motivó a los países a poner en marcha medidas de salud pública para el COVID-19”. Es decir, el organismo culpa a los Estados —y no a la falla de sus competencias comunicativas— de los números que hoy siguen engrosando las listas de contagiados.
Los daños colaterales del COVID-19
La crisis que provocó la pandemia ha tenido un impacto negativo en el mercado laboral. El confinamiento y todas las medidas de prevención de contagios han llevado a varias naciones de América Latina y el Caribe al borde del colapso económico.
Los informes de distintos organismos internacionales que han brindado sus conclusiones en torno a las consecuencias económicas del COVID-19 son cada vez más pesimistas, a pesar de las aperturas progresivas que se han registrado en ciertos rubros.
Sin embargo, el daño a la región se evidencia en la poca actividad laboral que la signa actualmente. Al respecto, la Organización Internacional de Trabajo (OIT) dio a conocer su llamado “Panorama Laboral”, un dossier con información de nueve países que representan más del 80 % de la población económicamente activa en el área.
Los resultados no son prometedores. La OIT asevera que durante esta crisis “34 millones de trabajadores perdieron sus puestos de trabajo (algunos de manera temporaria)” y la tasa de ocupación alcanzó apenas una cifra del 51,1 % en el primer semestre. Ello representa una fuerte reducción, de un 5,4 %, frente al registro del mismo período de 2019.