El Alto representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad de la Unión Europea (UE), Josep Borrell, realizó declaraciones relacionadas con el contacto que tuvo con el régimen de Nicolás Maduro durante agosto. Admitió que dicha acción contó con previo conocimiento del denominado G4, el grupo de partidos opositores que fungen como base política al presidente interino Juan Guaidó. Coalición actualmente conformada por Voluntad Popular, Acción Democrática, Primero Justicia y Un Nuevo Tiempo.
Este miércoles, durante la sesión plenaria del Parlamento Europeo, Borrell rindió explicaciones sobre el fracaso que supuso la misión de mediación en Venezuela. La finalidad de la iniciativa era conseguir las «condiciones mínimas» necesarias para asegurar la ejecución de unas elecciones parlamentarias libres y transparentes. Pero evidentemente no hubo éxito alguno, pues Maduro rechazó cualquier aplazamiento en fechas.
Borrell frente al Parlamento Europeo
El funcionario tuvo que responder ante el bloque comunitario por este movimiento impetuoso de enviar una misión a Caracas del modo en que se hizo. Subrayó que esta operación fue notificada a los 27 Estados miembro, como parte de una estrategia de la UE sobre Venezuela, según El Confidencial.
Borrell detalló que la misión tenía el apoyo tanto del G4 y del mismísimo Guaidó. Indicó que ninguna acción fue espontánea: «Empecé a hacerlo porque así me lo pidió el G4, dirigido por el presidente Guaidó, para que trasladase al régimen las condiciones mínimas que la oposición consideraba necesarias para participar en un proceso creíble», aseguró.
También sostuvo que las reuniones previas a la misión eran de conocimiento público, no algo ajeno o clandestino. Al respecto, argumentó que ha habido declaraciones públicas sobre estos encuentros, tanto en la reunión ministerial del Grupo Internacional de Contacto del 17 de septiembre como en el Consejo de Asuntos Exteriores del 21 de septiembre.
Aclaró además que el pronunciamiento del excandidato Henrique Capriles sobre participar en los comicios, en caso de darse las condiciones adecuadas, aceleró todo el proceso.
La misión a Venezuela, un rotundo fracaso
La planificación comenzó hace un par de meses. «Durante todo el mes de agosto he mantenido contactos por videoconferencia como telefónicos tanto con el G4 como con otros líderes de la oposición, y por supuesto con el Gobierno del señor Maduro», dijo Borrell en declaraciones tomadas por El Nacional.
El 24 de septiembre se envió la comitiva a Caracas. Contaba con la presencia de dos funcionarios clave: Enrique Mora, director político del Servicio de Acción Exterior de la UE (SEAE), y Javier Niño, director general en funciones para las Américas. Los emisarios de Borrell dialogaron con más de 70 personas, tanto del régimen como de la oposición.
Su objetivo figuró en agendas públicas de manera constante: retrasar seis meses las elecciones, planificadas en principio para el próximo 6 de diciembre. Ello le permitiría a la UE considerar el envío de una misión de observación electoral, iniciativa que requiere el cumplimiento de ciertos requisitos mínimos: la participación de la oposición y una misión exploratoria, cuya función sería elaborar un informe justificativo, reseñó El Confidencial. Pero bajo las condiciones actuales los comicios legislativos no serían reconocidos por el bloque comunitario.
La petición radicaba en solicitarles a las diferentes partes que se impliquen en un diálogo «a largo plazo» para encontrar una solución a la crisis política y humanitaria de Venezuela, informó Efe.
La postura de Maduro
Sin embargo, Maduro se negó a postergar las elecciones. De hecho, le pidió nuevamente a Borrell una misión que “acompañara” estos comicios, algo que se declinó de plano. En otras palabras, no cedió en su ruta por pulverizar a la Asamblea Nacional venezolana a través de estas elecciones y sencillamente despreció la oferta enviada mediante los emisarios europeos.
«Se llevará adelante, de manera libre y soberana, la vigesimoquinta elección en 20 años de revolución bolivariana. El estado venezolano no admitirá injerencias o pretendidos tutelajes externos de ninguna naturaleza», concluyó ayer la Cancillería chavista en un comunicado dirigido a la UE reseñado por El Mundo.