El pasado jueves 14 de septiembre fue enterrado Iván Torres Acosta, joven que fue asesinado por la disidencia de las FARC el pasado domingo en Barranquillita, San José del Guaviare (Colombia). Según el grupo disidente, Torres pertenecía a una red de cooperantes que realizaba labores de inteligencia en la zona.
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Sin embargo, el joven de 22 años, que estudiaba en el SENA, ejercía el papel de monitor para la alcaldía de Miraflores como parte de un requisito que debía cumplir para graduarse. En su rol, monitoreaba las clases de danza, deportes y música.
Pero para la guerrilla de las FARC el papel que desempeñaba Torres no era creíble y decidieron sacarlo del lugar en el que se encontraba alojado y llevarlo a la parte trasera de unas casetas, donde le propinaron cuatro tiros en la cabeza y uno en el pecho.
En el pecho del joven las FARC dejaron dos notas. En una de ellas se leía lo siguiente: “Se ajustició por pertenecer a la red de cooperantes del Batallón 51 con sede en Miraflores, Guaviare”, y en la otra lo siguiente: “Realizaba labores de inteligencia a los pobladores de la inspección de Barranquillita, enmascarado de profesor de deportes”. El cuerpo de Torres fue encontrado hasta el día siguiente, lunes.
Debido a lo ocurrido, la alcaldía de Miraflores decidió suspender el trabajo desempeñado por los monitores, ya que su vida está en riesgo, pues no existen las garantías para que se pueda realizar esta labor de forma segura.
Frente a lo anterior, los pobladores de San José del Guaviare afirman que “Al Estado le quedó grande controlar nuestro territorio” y “Sentimos que nos abandonaron”. También señalaron que “La disidencia se ha fortalecido, y el Gobierno no toma las medidas para impedirlo. No sabemos por qué nos dejó solos”.
Fuente: El Tiempo.