De un día para otro, la pandemia por COVID-19 nos cambió la vida a todos. En el trabajo, en la escuela, en el entorno social. También en nuestra convivencia y hasta en nuestras casas.
Toda la población ha sido afecta de alguna manera, pero hay un sector al que no se le ha dado la importancia que merece y que ha sido uno de los más perjudicados: la infancia.
En Latinoamérica, organismos internacionales han advertido sobre el peligroso aumento de la violencia contra niños y adolescentes durante la pandemia.
Se trata de poblaciones prácticamente invisibles, no solo frente al Estado, sino frente al propio entorno familiar.
La violencia en casa, desde el estrés y la irritabilidad hasta los golpes
La violencia contra niños y adolescentes, durante el encierro, ha expuesto la violencia que existe contra ellos, desde el castigo emocional, hasta el corporal.
En entrevista para PanAm Post, Juan Martín Pérez, director de la Red por los Derechos de la Infancia en México, aseguró que las poblaciones más afectadas por la emergencia sanitaria justamente son los niños y adolescentes.
“El Estado asume que lo que le suceda, bueno o malo es responsabilidad y obligación de las familias, eximiéndose de las obligaciones legales tanto nacionales e internacionales para prevenir y protegerles de toda forma de violencia”.
Antes de la pandemia la violencia ya hacía estragos en los niños, pero durante el encierro se ha profundizado, sobre todo en sectores de mayor pobreza. Una vez más, primero los pobres.
“América Latina y el Caribe enfrenta desde hace tiempo una crisis, una epidemia de violencia, por ello es que la OMS (Organización Mundial de la Salud) ha sugerido que la estrategia tiene que verse desde una sindemia. Es decir además de la pandemia de COVID-19, las regiones como América Latina y el Caribe enfrentan la epidemia de obesidad y sobrepeso y la epidemia de violencia. Estos dos elementos se pueden hacer más complejo por la brecha de desigualdad. América Latina y el Caribe tiene al menos a la mitad de su población en pobreza, lo mismo se traduce con niños y adolescentes”.
Niñas, niños y adolescentes se volvieron invisibles para esta nueva administración al no formar parte de ninguno de los 25 proyectos estratégicos, #Proyecto26 es una oportunidad para construir una alternativa contra la violencia @M_OlgaSCordero https://t.co/Dv5eP6uk2h
— Derechos Infancia (@derechoinfancia) November 18, 2020
El Covid-19 ha cambiado el contexto en el que vivían los niños
No van a la escuela, no ven a sus amigos, no socializan, están expuestos al estrés de la vida familiar que también se ha modificado.
“No solamente de agresiones directas, sino ser testigos de la violencia en las familias que se han incrementado por los factores asociados a la pandemia. Incertidumbre, crisis económica, irritabilidad, falta de acompañamiento de las instituciones porque fueron cerradas como parte de las medidas sanitarias, las escuela, las instituciones de protección y también el confinamiento ha llevado a que las redes comunitarias estén limitadas o ausentes. Han dejado a niños y personas adolescentes en indefensión”.
Las agresiones que aumentaron con el encierro
México ya venía con una tendencia de violencia desde que el expresidente, Felipe Calderón emprendió su estrategia contra el crimen organizado (2006). En esa fallida guerra contra el narcotráfico fueron asesinados alrededor de 22000 niños y adolescentes y desaparecidos 13300.
“Todos los días están desapareciendo siete niños y adolescentes, todos los días asesinan a otros siete, además de que en el periodo de pandemia, de marzo a septiembre se tuvo un registro de más de 10000 niños que llegaron a hospitales víctimas de lesiones.”
? En las últimas semanas nos hemos visto profundamente impactados por la crueldad del crimen organizado contra adolescentes en el centro histórico
Es urgente construir una Estrategia Nacional para prevenir la violencia armada contra niñas niños y adolescentes en México pic.twitter.com/zMMqUk561I
— Derechos Infancia (@derechoinfancia) November 16, 2020
Otros números indican la crisis que enfrentan los niños y adolescentes en tiempos de pandemia, en salud, educación, violencia física, sexual y verbal. También en explotación laboral, inestabilidad emocional y pobreza, han aumentado.
Inició con el mito. Desde el comienzo de la pandemia se planteó la equivocada idea de que el virus no afectaba a la niñez y a la adolescencia, pero la realidad es otra.
En México, por ejemplo, se han contagiado 35000 niños y adolescentes, de ellos 350 han muerto, de acuerdo con la cifra oficial.
En riesgo una generación completa de estudiantes
Antes de la pandemia en este país, había 3,2 millones de niños y adolescentes en actividades económicas.
Ante el confinamiento y la crisis del COVID-19, la Secretaría de Educación Pública, ha reconocido que este ciclo escolar que inició y que se realiza con el apoyo de la televisión, se ha perdido contacto con el 15 % de la población estudiantil. Aproximadamente 4,5 millones de niños y niñas en abandono escolar.
“Todo lo que hemos logrado documentar y se ha podido ubicar en datos, pudiera representar que se pasó de 3,2 millones de niños y adolescentes a 4 millones o un poco más trabajando. Esto es alarmante porque generalmente los niños que trabajan, lo hacen en pequeñas comunidades, la mitad de ellos no recibe ingresos por su trabajo. Aquellos que están en edad de trabajo permitido, que es a partir de los 15 años, no tienen mecanismos de protección sindical o seguridad que les garanticen dignidad en su trabajo”.
La Red por los Derechos de la Infancia en México ha alertado sobre esta situación no solo en México, sino también a América Latina, ante la lamentable respuesta de los estados de no invertir en el interés superior de la infancia.