Desde el inicio del gobierno del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), se ha denunciado que su administración ha sido proclive a otorgar contratos por adjudicación directa.
Incluso, investigaciones de organismos independientes han encontrado que el porcentaje de contratos sin licitación es de 80 por ciento.
Además, se ha evidenciado que hay empresas que no existen, con las que se firman contratos –empresas fantasmas– o que son creadas unos días antes de hacer el negocio.
Antes de llegar a la Presidencia y durante sus tres campañas políticas, AMLO cuestionó “la corrupción” de gobiernos anteriores que abusaban de la adjudicación de contratos sin licitación o con invitaciones restringidas.
Sin embargo, el actual gobierno hace lo mismo e incluso más. Para López Obrador ahora no es corrupción, porque ellos no son iguales que los neoliberales de antes. Así justifica esa práctica el mandatario mexicano.
El Instituto Mexicano para la Competitividad informó que el gasto que la administración de AMLO ejerció en compras públicas durante el primer año de gobierno, creció cuatro puntos porcentuales en comparación con el último año de la presidencia de Enrique Peña Nieto.
La Constitución señala que la adjudicación directa debe ser un mecanismo excepcional y que de manera general deberán utilizarse las licitaciones públicas.
Adjudicaciones directas en PEMEX
El periódico Reforma, uno de los diarios más importantes en México, al que López Obrador ha llamado en varias ocasiones “pasquín inmundo” publicó un caso más de adjudicación directa, ahora en Petróleos Mexicanos, PEMEX.
La nota advierte que seis de cada 10 contratos de la petrolera estatal son asignados de manera directa o con invitaciones restringidas.
“Un 29 por ciento de contratos son asignados directamente y 33 por ciento por invitación restringida, con participantes selectos, reincidentes y elegidos a modo”.
La publicación explica que los cinco más grandes contratos de PEMEX están en esas condiciones. La adquisición de pipas por parte de PEMEX Logística y los contratos para la cuestionada construcción de la Refinería de Dos Bocas son el “capricho” del mandatario.
También están los contratos para servicios de perforación otorgados por PEMEX Exploración y Producción. En total, estos contratos suman más de 49 000 millones de pesos.
El artículo da cuenta de que entre diciembre de 2018 –cuando llegó AMLO al poder– y octubre de 2020, PEMEX reporta 2775 contratos por un monto de más de 289 000 millones de pesos. El 29 por ciento fue por adjudicación directa y el 33 por ciento por invitación restringida. Buen negocio para las empresas consentidas.
El estudio Riesgo de corrupción en los procedimientos de contratación de Petróleos Mexicanos y sus empresas productivas realizado por ‘Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad’ (MCCI), señala que las compras están “plagadas de irregularidades”.
Unos hipócritas los gobiernos anteriores
Desde Palacio Nacional, donde todos los días ofrece su conferencia de prensa, el presidente López Obrador señaló que todas las decisiones trascendentales pasan por él.
“¿Qué decían antes? Que eran los funcionarios, que el presidente no se enteraba. El presidente es buena persona, pero los que lo rodean son corruptos y el presidente no se da cuenta. El gobernador es una buena persona, pero su secretario de obra pública es el que da los contratos a empresas preferidas. Mentira, no hay ningún contrato jugoso, ninguna decisión trascendente que no pase por el visto bueno del presidente o del gobernador o del presidente municipal. Era una hipocresía”.
¿Es decir, que el presidente autoriza todas las licitaciones directas? Pues sí, según él.
La lista de contratos sospechosos es muy extensa.
Un caso que generó escándalo y fuertes críticas al gobierno ´obradorista´ es el de los contratos que se le habían otorgado al hijo de Manuel Bartlett, director de la Comisión Federal de Electricidad, (CFE). Uno de los funcionarios más polémicos de la actual administración.
Los contratos para los ‘cuates’
En abril pasado, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) le otorgó a León Manuel Bartlett, por asignación directa –sin licitación– un contrato por 31 millones de pesos para la venta de 20 ventiladores respiratorios.
Vendió cada equipo en 1 550 000 pesos. Se detectó una diferencia de hasta 85 por ciento entre el precio más barato y el que ofreció el hijo del funcionario morenista. Ante las críticas de las organizaciones sociales y de partidos de oposición, el IMSS devolvió los ventiladores con el pretexto de que no cumplían las especificaciones pactadas.
Pero el hijo de uno de los funcionarios más cercanos al presidente López Obrador ha recibido contratos directos en por lo menos cuatro dependencias del gobierno, según Movimiento Ciudadano Contra la Corrupción (MCCI).
Así operan muchos contratos en la llamada 4T. Este de Bartlett Álvarez es solo uno de muchos ejemplos de la manera en que se adjudican los contratos en el gobierno de López Obrador.
Antes era un mecanismo de corrupción, hoy, ya no, según el presidente mexicano.