La Alianza del Pacífico nació en 2011 con la Declaración de Lima. Fue propuesta por Alan García Pérez, para entonces presidente de Perú, y está conformada por ese país, Chile, Colombia y México. Estos cuatro países obtuvieron los primeros puestos en el ranking del informe Doing Bussines 2013, que mide la facilidad para hacer negocios, representan el 50% del comercio en América Latina y el 36% de su Producto Interno Bruto (PIB). Cuentan con una tasa de crecimiento económico promedio comprendida entre 4% y 5%, y un déficit fiscal no mayor al 2%. Poseen bajos niveles de endeudamiento, y su producto per cápita varía entre aproximadamente US$10,000 y US$20,000; no hay duda que son economías exitosas.
Costa Rica participó por primera vez en la III Cumbre de la Alianza del Pacífcio, realizada de manera virtual, y actualmente ya tiene tratados bilaterales con los demás países miembros. La Alianza representa uno de los bloques económicos más fuertes del mundo, superado solo por países como China, India y los Estados Unidos, por lo que es un puente a nivel global, además de que cumple un rol funcional, ya que cuenta con mecanismos institucionales que impiden a cada país miembro obstaculizar unilateralmente el progreso de su relación económica y comercial con los demás.
La motivación de los ciudadanos de un país depende de que cuenten con una oportunidad tangible de aumentar su bienestar, que la vean como un objetivo nacional alcanzable a través de la gestión de sectores concretos. También es importante que el ciudadano perciba que los líderes políticos se desligan, a través de instituciones como la Alianza, de las conductas nacionalistas irracionales que imposibilitan el progreso.
Otros principios fundamentales en los que se basa la Alianza son el libre tránsito de personas y el respeto por la democracia. También busca aumentar la oferta exportable, atraer inversión extranjera directa, eliminar los aranceles y otras barreras al comercio, e impulsar el turismo bajo un acuerdo de cooperación que elimine el requisito del visado, incluso para quienes realicen actividades remuneradas en cualquier país miembro.

La Alianza del Pacífico implica un acuerdo para abrir mercados y las puertas a la inversión, al crecimiento económico y el aumento de las exportaciones, todo lo cual tendría como resultado el aumento de las oportunidades de empleo. También plantea el reto de mejorar la infraestructura, la integración de las bolsas de valores de los países miembros, y en suma, permitirá a Costa Rica dinamizar notablemente su economía.
La Alianza cuenta con 25 miembros observadores y el Fondo Monetario Internacional la catalogó como uno de los procesos de integración más exitosos. El modelo se ha enfocado en potenciar la calidad institucional y la competitividad de los países.
El objetivo en cuanto a libre comercio es alcanzar la eliminación total de los aranceles y gravámenes con cero exclusiones y excepciones, empezando con el 92% del total de los aranceles, y negociándose en un plazo de 3 a 7 años el 8% restante (sobre todo para productos agrícolas). También se contempla crear oficinas comerciales conjuntas para fortalecer los lazos comerciales entre los miembros.
Se ha negociado consensuar una integración terrestre fronteriza, energética, de condiciones técnicas comunes, y de reglas de origen, así como simplificar trámites para las pequeñas y medianas empresas, acordar medidas sanitarias y fitosanitarias, y regular las compras públicas. También se creará un fondo común de cooperación y un sistema de becas para estudiantes, proyectos científicos de innovación y medidas de protección medioambiental. En resumen, el objetivo es integrar la Alianza en el mundo con el objetivo de obtener mayor calidad de vida y prosperidad en el largo plazo para los ciudadanos.
Costa Rica, como quinto integrante de la Alianza del Pacífico, impulsará un mayor crecimiento, desarrollo y competitividad nacional. Esperamos que el próximo presidente de este país tenga la voluntad política para cumplir con los términos de la misma y fomentar su agenda, que contrasta fuertemente con la de la alternativa regional, la Alianza Bolivariana
para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), el bloque intervencionista conformada por
Cuba, Nicaragua, Venezuela, Ecuador, Bolivia y Argentina. Más que el futuro económico y social de Costa Rica o de cualquier país en particular, está en juego el de la región en su conjunto.