English La Reforma Migratoria es controversial y se ha quedado estancada en el Congreso de Estados Unidos por muchos años. Para alentar la discusión sobre cómo la reforma afectaría a la economía de EE.UU., y lograr que se apruebe algún tipo de iniciativa en ese sentido, el pasado miércoles la organización FWD.us auspició una discusión bipartidista en la Universidad de Miami Dade.
“Tenemos un sistema que es injusto con las personas que vienen a trabajar duro en Estados Unidos”, dijo el congresista Mario Díaz-Balart (Republicano de Florida) a una audiencia de casi 60 personas. El panel, moderado por la distinguida periodista Helen Aguirre Ferré, también incluyó al jefe del Consejo Nacional de La Raza, Jorge Plasencia, al director ejecutivo de la iniciativa LIBRE, Daniel Garza, a la representante Ileana Ros-Lehtinen (Republicana de Florida) y al presidente y fundador de FWD.us, Joe Green.
De acuerdo a su misión delcarada, FWD.us busca “comprometer a la comunidad tecnológica para que abogue por políticas que harán el sueño americano posible en la economía del siglo XXI”. Los miembros de la organización afirman que si la reforma es aprobada, creará “millones de empleos, reducirá el déficit, y permitirá que la innovación mantenga la competitividad global de EE.UU.”.
“Este es un país donde uno puede lograr cualquier cosa que se proponga, incluso empezando desde cero”, dijo Daniel Garza. “Tenemos un sistema de oportunidades”. El panel estuvo de acuerdo en que EE.UU. está caracterizado por ser un destino favorito de inmigrantes que quieren mejorar sus vidas. Argumentan que EE.UU. es un país donde el trabajo duro es recompensado, y que la mayoría de las labores más difíciles son hechas por inmigrantes.
Sin embargo, los panelistas dieron por entendido que el sistema actual no permite que estos trabajadores legalicen su situación y busquen un mejor estilo de vida, tampoco hace nada para evitar que sean discriminados. Por ello, argumentan que la reforma migratoria es necesaria para permitir que aquellos que han dado tanto al país alcancen un status legal.
En el encuentro, Joe Green relató su historia personal y contó cómo desde muy joven estuvo expuesto a las típicas situaciones con las que tienen que lidiar los inmigrantes. Él asistió a una secundaria predominantemente de hispanos, donde, como estudiante, presenció la desesperación de una joven mexicana-estadounidense cuyos padres fueron deportados.”Ambos trabajaban muy duro, hacían varios trabajos a la vez”, dijo Green.
La experiencia lo hizo pensar sobre sus ancestros y su decisión de dejar su país natal, Rusia. Allí, dijo, los niños desaparecían en el medio de la noche. Ahora, en Estados Unidos, Green sostiene que estos trabajadores están siendo similarmente “desaparecidos” y deportados, sin que importe su contribución a la sociedad.
De acuerdo a Díaz-Balart, aquellos que se oponen a la aprobación de la reforma migratoria no están dispuestos a hacer nada para ayudar a buscar una solución para los millones de inmigrantes indocumentados.
“Si no quieren hacer nada, están abogando por un sistema fronterizo disfuncional que provoca provoca el sufrimiento de millones de personas”, dijo Díaz-Balart. Hizo énfasis en que mientras el sistema exista, la creación de empleos será una tarea más difícil a medida que pase el tiempo. Añadió luego que aquellos que luchan por un mejor sistema de inmigración lo hacen sin descanso porque esta materia afecta a todo el país por igual.
Por otra parte, Mayra Hidalgo, miembro del grupo de inmigrantes Dreamers, que trabaja para la Coalición de Inmigrantes de la Florida y pertenece a la junta directiva de la Red United We Dream (“Unidos soñamos”), expresó escepticismo en cuanto a la posibilidad de que se apruebe la reforma migratoria este año.
Hidalgo cree que para alcanzar algún tipo de alivio, al menos hasta que la reforma sea aprobada, la mejor opción sería que el “presidente tomara acciones administrativas como se hizo con la juventud indocumentada en 2002… Creo que al país en general le interesa detener la separación de las familias, detener el dolor en nuestras comunidades, y conceder cierta tranquilidad administrativa a los 11 millones de indocumentados de este país”, dijo.
Los panelistas también señalaron que la tasa de deportación de EE.UU. está en aumento, y dijeron que los inmigrantes indocumentados que contribuyen en gran parte a la economía están siendo expulsados del país, mientras que no se está haciendo nada para mejorar el disfuncional sistema de inmigración. Aseguran que los llamados Dreamers son los que más sufren, ya que fueron traídos a EE.UU. a una edad muy temprana y se han adaptado al “modo de vida estadounidense”.
“Mientras tengamos este tema presente en nuestra comunidad, no podemos seguir adelante”, expresó Jorge Plasencia. Añadió que la única manera de alcanzar una solución es “unir a ambos bandos” y que el Congreso deje atrás sus diferencias políticas.