EnglishDesde que el pasado 5 de marzo el presidente Nicolás Maduro anunció la ruptura de las relaciones diplomáticas y comerciales con Panamá por supuestamente “conspirar” contra su gobierno —es decir, por el sólo hecho de que el gobierno de ese país centroamericano insistiera en convocar una sesión extraordinaria del Consejo Permanente de la OEA para abordar la actual crisis en Venezuela—, el presidente Ricardo Martinelli ha emprendido una política activa en defensa de la democracia venezolana y en contra del régimen dictatorial de Nicolás Maduro. No le tiembla la voz para denunciar y evidenciar su conducta antidemocrática, injerencista y corrupta.
El mandatario panameño ha decidido jugárselas en los dos meses que le quedan en la Presidencia de la República. Cara a su pueblo y frente a los demás países miembros de la OEA, no podía dejar pasar la cantidad de insultos y ofensas que recibió del presidente Maduro, quien no sólo lo culpó sin pruebas de intervenir en los asuntos internos venezolanos, sino que también lo tildó de “lacayo y rastrero” del gobierno estadounidense y lo acusó de utilizar su cargo político para sus negocios personales, en concreto en la Zona Libre de Colón y en las obras de ampliación del canal interoceánico.
Ricardo Martinelli del partido de centroderecha Cambio Democrático (CD) también decidió enfrentar al régimen de izquierda radical porque no es la primera vez que insulta a los mandatarios y partidos de centro derecha de su país. En agosto de 2004, el gobierno del presidente Chávez congeló las relaciones de Venezuela con Panamá luego que la entonces presidente Mireya Moscoso indultara al ex agente policial Luis Posada Carriles y afirmara que la vida de éste corría peligro si era extraditado a Venezuela. La normalización de relaciones volvió con la llegada al poder del ex presidente izquierdista Martín Torrijos, del Partido Revolucionario Democrático (PRD).
De allí que en los días recientes el presidente panameño haya pedido públicamente a Maduro que “saque su mano peluda de la política” panameña, argumentando que está haciendo una serie de declaraciones que favorecen al candidato opositor panameño Juan Carlos Navarro, abanderado presidencial del opositor Partido Revolucionario Democrático (PRD) para las próximas elecciones generales del 4 de mayo. En un comunicado, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Panamá denunció que Maduro comete “acciones que ya constituyen una clara injerencia en los asuntos internos de Panamá”, porque “en más de una ocasión” ha hecho públicas “sus preferencias por el candidato del partido político fundado por el general Omar Torrijos Herrera“.

Por otra parte, Martinelli, ha anunciado que en los próximos días se reunirá con la diputada opositora venezolana, María Corina Machado, en su país y que la misión pañameña ante la OEA le ofrecía su silla en el Consejo Permanente —al igual que a otros voceros de la oposición venezolana— para que explicara en ese foro la grave situación venezolana tras la brutal represión policial y militar sufrida durante casi 5 semanas de protestas pacíficas. A la vez, el representante panameño ante la OEA aseguró que Panamá insistirá para que se respeten los derechos humanos en Venezuela.
Ante las irresponsables declaraciones del canciller venezolano, Elías Jaua, en las que denunciaba que el 90% de la deuda venezolana —más de US$1.000— con empresarios de la Zona franca panameña era fraudulenta, el gobierno de esta nación reaccionó de inmediato y dijo estar dispuesto a revelar las cuentas bancarias secretas de funcionarios venezolanos en el país. El ministro de Presidencia de Martinelli, Roberto Henríquez, aseguró que funcionarios de Venezuela recurrieron a bancos panameños para ocultar dinero no declarado y que su gobierno podría usar esos fondos para pagar la deuda que empresarios venezolanos tienen con la Zona Libre de Colón.
También, el gerente de la zona franca más grande del continente, Leopoldo Benedetti, denunció que parte de la deuda que empresarios venezolanos mantienen con esta zona comercial son “fraudes” cometidos por empresarios vinculados al gobierno de Nicolás Maduro a través de empresas fantasma. “Las deudas de Cadivi (Comisión de Administración de Divisas) sumaban US$1472 millones y descubrimos que de esa deuda US$937 millones no tenían nada que ver con Zona Libre sino que son fraudes cometidos en Venezuela”, aseguró.
Desde el ministerio panameño de Comercio, su titular Ricardo Quijano, anunció que prepara gestiones con la Organización Mundial de Comercio (OMC) y otras organizaciones internacionales por las medidas de restricción de dólares que ha tomado el Venezuela en contra de cualquier ciudadano venezolano que quiera viajar, invertir o enviar dinero a Panamá. “Vamos a ir a instancias internacionales porque aquí hay una flagrante violación discriminatoria hacia Panamá y los venezolanos que tienen negocios con Panamá o viven en ese país por parte del gobierno de Nicolás Maduro”, dijo Quijano.
Como vemos, aunque sea uno de los gobiernos democráticos de la región decide romper el cerco pragmático e ideológico que hoy en día existe en Latinoamérica en torno a Venezuela, el cual se esconde bajo el paraguas de un mal interpretado principio de no intervención en los asuntos internos de otras naciones.
Por más que el gobierno madurista intente desprestigiar esta actitud activa de defensa de los demócratas venezolanos asegurando que está supeditada a los designios del gobierno de los Estados Unidos, la misma actitud ayuda a desenmascarar el verdadero rostro dictatorial del régimen de la República Bolivariana de Venezuela y tal vez a animar a eventuales pronunciamientos similares por parte de otros gobiernos o actores democráticos del hemisferio.