EnglishDos recientes eventos electorales en el cono sur cambian el panorama político en favor de la oposición democrática en Chile y Argentina, y a la vez podrían tener impacto positivo para toda la región suramericana. Se trata de la escogencia de Evelyn Matthei como candidata única de la derecha a las elecciones presidenciales chilenas del próximo noviembre, y del triunfo de Sergio Massa en las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias que lo posiciona de cara a las elecciones legislativas de octubre próximo.

Por una parte, la proclamación de Matthei como candidata a las próximas elecciones presidenciales por parte de los partidos oficialistas Unión Demócrata Independiente (UDI) y Renovación Nacional (RN), ha significado el fortalecimiento de la derecha chilena que se encontraba dividida, especialmente luego del nombramiento unilateral de la propia candidata tras la renuncia por depresión del candidato previamente seleccionado.
Ciertamente, como pronostican la mayoría de los analistas chilenos, la escogencia de esta mujer fuerte y batalladora para enfrentar a la candidata del opositor Convergencia Nacional, Michelle Bachelet, no garantiza per sé el triunfo presidencial de la derecha . La ex presidenta izquierdista Bachelet es una candidata con elevados índices de popularidad en todas las encuestas. No obstante, le da a la alianza derechista mayor fortaleza política e, incluso, la posibilidad de ganar las elecciones. Una sorpresa es posible si realmente trabajan en conjunto para ello la UDI, RN y los independientes, aunque –como afirmó la propia Evelyn Matthei- “seamos un David frente a Goliat”.
El hecho de ahora tener Chile dos mujeres en competencia por las presidenciales, ambas hijas de dos militares, uno de la izquierda anti pinochetista y el otro de la derecha pro pinochetista, también aumenta la polarización política del país, lo cual podría terminar beneficiando a Matthei en vista de la aún fuerte tendencia pinochetista en Chile.
Por otro lado, la escogencia de Sergio Massa del Frente Renovador en las recientes elecciones Primarias de Argentina – las cuales además de definir a los aspirantes a renovar 24 bancas en el Senado y 127 en la Cámara de Diputados, de mayoría oficialista, para las legislativas del próximo 27 de octubre, también miden la popularidad de la presidenta, Cristina Fernández, y el nivel de apoyo a su gestión y la del Ejecutivo que dirige- significa la aparición de un nuevo fenómeno político en el país que “puede acabar con la hegemonía kirchnerista a la vez que prolonga el predominio peronista ininterrumpido desde 2002”, como bien señala el analista Rogelio Núñez en Infolatam.com. Massa, ex jefe de gabinete de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner que se pasó a la oposición, se impuso con el 33,81% de los votos en la circunscripción de Buenos Aires que tiene casi el 38% del padrón electoral (11 millones de electores); mientras el oficialista Martín Insaurralde logró el 28,13%, escrutadas el 90% de las mesas.
Si bien con este triunfo Massa se convierte en el líder del antikirchnerismo, su liderazgo debe ser ratificado en las elecciones legislativas de este octubre de 2013 y en las presidenciales de 2015, haciendo valer la máxima según la cual “quien vence en Buenos Aires gana las elecciones presidenciales”. Un camino nada fácil y largo le queda por delante, pero en un contexto de crisis política y económica a su favor, en el que “el Cristinismo” parece estar ya de salida pese a ver ganado la mayoría de los candidatos en las Primarias.
En todo caso, se trata de dos eventos que ponen a correr a la izquierda de ambos países y al de toda Suramérica.