
Desde que el proyecto político de Javier Milei comenzó a tener posibilidades de imponerse electoralmente, el periodismo en general adoptó una posición corporativa en contra del libertario, aunque no alcanzó para hacerlo perder las elecciones. Sin embargo, durante el Gobierno de La Libertad Avanza, los medios recrudecieron su actitud hostil, muchas veces mintiendo descaradamente.
Las evidencias de este patrón de comportamiento brotan como musgo. Durante esta semana se registraron casos de mentiras absolutas en contra del gobierno. Por fortuna, aunque torpedear falacias es común y pueden ser emitidas a toda hora, algunas de ellas pueden ser refutadas fácticamente por la realidad, contrastando los relatos con los hechos.
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Durante el reciente viaje al Vaticano con motivo del sepelio del papa Francisco, el diario Perfil publicó que el documentarista del presidente había viajado junto a la delegación, aunque fuentes oficiales del gobierno consideraron propicio no mostrarle junto al mandatario en la jornada pública. Gracias a las redes sociales y su característica de ser un espacio para refutar en tiempo real, se supo la realidad de todo esto: Santiago Oría estaba en Buenos Aires. No solamente hubo una especulación equivocada sobre su presencia en Italia, sino mentiras propagadas en la web sobre una declaración off the record inexistente.
Perfil dice: “según fuentes oficiales…..” Y empiezan a mentir.
Son siniestros pero desafortunadamente tenemos que gastar tiempo en desmontar estás operaciones, afortunadamente y por suerte los argentinos ya saben que los ensobrados solo se dedican a mentir.
Oria NO VIAJO, acá… pic.twitter.com/5G1dQeNq3M
— Escuela Austriaca de Economía 🇦🇷 (@DiegoMac227) April 27, 2025
Ahora, a pesar de las insistencias con la supuesta cruzada del oficialismo en contra del periodismo, lo realmente importante para discutir es la defensa a la libre comunicación, un recurso esencial para contribuir en el esclarecimiento permanente de las mentiras de los políticos y los medios tradicionales. Por eso es sumamente relevante acotar cómo el oficialismo se ha empeñado en ser un espacio cuya lucha acérrima se ha enfocado en la libertad de expresión en redes y la importancia de que sea total.
Otro de estos episodios donde la prensa queda en ridículo tuvo como centro el debate de los candidatos a legisladores porteños en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En esta ocasión, la noche previa al evento, el periodista Carlos Pagni señaló que el vocero del presidente, Manuel Adorni, cabeza de lista de LLA, se ausentaría. En su reemplazo, quien supuestamente iba a presentarse era la segunda candidata del espacio. Desde sus redes sociales, Adorni replicó el segmento con un signo de interrogación. Al día siguiente, como vimos, el economista estuvo en el encuentro. Ahora, quien sí faltó fue la candidata de izquierda, Vanina Biasi, muy cuestionada por su antisemitismo y la defensa del grupo terrorista Hamás.
— Manuel Adorni (@madorni) April 29, 2025
La construcción del relato vs. realidad: el caso de Santiago Caputo
Aunque a veces es sencillo desmontar narrativas con hechos verídicos, los medios a veces logran instalar posiciones, aunque lo registrado en cámara contradiga lo que ven nuestros ojos. Un ejemplo de ello fue el episodio del asesor presidencial Santiago Caputo con el fotógrafo Antonio Becerra Pegoraro, del panfleto kirchnerista Tiempo Argentino. Allí, desde la mentira e insistencia goebbeliana, se quiso imponer opiniones de manera forzada en la ciudadanía respecto a una de las caras más representativas y cercanas al mandatario nacional, con miras a manchar su imagen de tintes tiránicos.
En primer lugar, ¿qué dijo hasta el hartazgo la maquinaria de los medios de comunicación que sucedió con Caputo y el fotógrafo? Apuntó contra el asesor de Milei e indicó que como a él no le gusta ser captado en fotos, tuvo una actitud “intimidante” ante un trabajador de prensa, quien simplemente cumplió con su labor al ver un personaje público en un evento público, valga la redundancia.
Algunos, los más osados, hasta se animaron a trazar un paralelismo con el caso de Cabezas y Yabrán, que le habría costado la vida a un fotógrafo brutalmente asesinado por publicar la imagen del poderoso empresario en la tapa de una revista.
Este fue el discurso monocorde sin excepción. Sin embargo, si uno logra abstraerse del ruido generado por estas falacias y se dedica a observar las imágenes, puede evidenciarse otra cosa: a su llegada al debate de los legisladores porteños, el asesor del presidente entró por la puerta, siendo fotografiado miles de veces. Posteriormente, pidió permiso de forma respetuosa y recordó a los presentes que no habla con la prensa. Como no es ministro y, más allá de su relevancia y cercanía al presidente, oficia de asesor, él está en todo su derecho.
Las grabaciones muestran que, una vez dentro del establecimiento, otro fotógrafo se posicionó muy cerca de Caputo, para fotografiarlo reiteradas veces a centímetros de su rostro. Ofuscado por la incómoda situación, pero sin ningún tipo de violencia, el asesor de Milei le acerca la mano al lente un instante como diciéndole que era suficiente. Sin embargo, el enviado del pasquín kirchnerista siguió gatillando su máquina una y otra vez.
Seguramente, para saber quién era y dónde se desempeñaba este personaje maleducado y hostil, Caputo fotografió su identificación, con la información disponible impresa. Una actitud que tuviera cualquier ciudadano como respuesta ante semejante contexto. Al tener esto en cuenta, es importante recordar lo siguiente: los personajes de la política deben saber que pueden ser fotografiados en público, pero no tienen por qué tolerar, ni ellos ni nadie, una situación de acoso e incomodidad semejante.
Ese fue el hecho “intimidante” que habría cometido una persona del gobierno, haciendo supuestamente gala de la asimetría de poder. Sin embargo, acá no hubo ningún caso de censura o persecución a un periodista en Argentina —como no lo ha habido desde la llegada de Milei a la Presidencia—, en cambio algo muy evidente sí fue el aprovechamiento de poder y la actitud de confrontación del reportero gráfico, al saber muy bien que la persona a quien estaba acosando no podía ejercer ningún tipo de acción para cesar esta incómoda persecución. Si alguien le hace eso a un transeúnte en la calle, lo más probable es que la cámara vuele por los aires.
Una vez más, porque vale la pena la aclaración, él y sus colegas al momento de acosar a Caputo, sin respetar siquiera su espacio personal, ya tenían cientos o miles de imágenes del asesor de Milei. Incluso podían seguir fotografiándolo a una distancia prudencial. No hacía falta ponerle la cámara a pocos centímetros de su nariz para sacar diez, cincuenta o cien fotos más.
Con la discusión en las redes, se planteaba la posibilidad de una eventual represalia para el fotógrafo, más allá de su actitud.
Esto me hizo recordar a los periodistas Manuel Jove y Maia Jasterbkansky, quienes publicaron un libro sobre la historia política de Santiago Caputo, con su foto en la portada.
Sin saber la respuesta, pero sospechándola, le pregunté públicamente a Jove si había sufrido algún tipo de represalia u hostilidad, consecuencia de la publicación de El monje: La verdadera historia de Santiago Caputo, el guionista de Milei. Tal cual esperaba, él respondió que esta obra y su reproducción no tuvo para él ninguna consecuencia negativa, amenaza o algo parecido.
Con @maiajastre escribimos “El Monje: La verdadera historia de Santiago Caputo, el guionista de Milei”. Todos los secretos del asesor, desde su paso por la masonería hasta cada uno de los espacios políticos con los que trabajó. Su patrimonio, sus socios, su historia con el… pic.twitter.com/0peopUwxve
— Manu Jove (@manujove) April 3, 2025
Daños en primera persona y la mentira de Marcelo “Odio a los putos” Duclos
Traer a Manuel Jove a colación implica también hablar de otro caso del mainstream media que vale la pena mencionar. Con él mantengo un diálogo amistoso desde que lo contacté con un reclamo sobre unas barbaridades que dijeron en su programa de Blender, en la previa de la presentación de Javier Milei en el Luna Park.
Allí se señaló que yo “odiaba” a “los putos” (sic) sin ningún fundamento que respalde la apreciación. Seguramente, el comentario emitido desde el desconocimiento o la mala intención —las dos posibilidades detrás de las críticas al oficialismo— tuvo lugar luego de unas declaraciones de Nicolás Márquez en una entrevista radial con Ernesto Tenembaum.
Se me ha consultado en televisión, radio y portales mi opinión al respecto, donde manifesté mi discrepancia hasta el cansancio, sumado a los fundamentos de mi argumento. Sin embargo, allí me presentaron como el bajista Marcelo “Odio a los putos” Duclos. Claro que, para atacar al gobierno, las opiniones de Márquez también se las adjuntaron por default al presidente y al gobierno en su conjunto.
Estos patrones también se repiten en la prensa con el discurso de Milei en Davos el año pasado, donde se le imputó la relación de la pedofilia con la homosexualidad, cuando el mandatario se estaba refiriendo a los voceros de la ideología de género. ¿Los motivos de la asociación? Delirantes, recordó el caso de dos pedófilos (embanderados públicamente con la defensa de la ideología de género en su versión más extrema), que circunstancialmente eran homosexuales.
La mentira caló tan hondo que hasta fui consultado por representantes diplomáticos del exterior, quienes tenían la duda real si el presidente liberal era “homofóbico” y si las libertades individuales estaban garantizadas en Argentina. Afortunadamente, los interlocutores relevantes que me honraron con la confianza de tenerme como fuente informativa y analítica seria al respecto, me manifestaron haber sido persuadidos por mi argumento completamente en todas las oportunidades. Algunos sí, en honor a la verdad, me indicaron discrepancias en los modos y comunicación del mandatario, pero eso es un aspecto diferente. Opinable, relevante, pero completamente disociado y alejado de cualquier posibilidad de autoritarismo gubernamental.
Aunque la difamación que me hicieron era suficiente como para indignarme, contacté a Jove por algo incluso más serio. Una de las panelistas del programa dijo, con total impunidad, que el diputado Bertie Benegas Lynch era el prototipo de “cheto” que quiere tener a una mujer “encerrada”, para “maltratarla” y hacerle “abuso psicológico de a poco y suavecito” para “erosionarle el ego” y tenerla en casa criándole los hijos. Una idiota con todas las letras, que seguramente hable del resentimiento por alguna experiencia personal, que dice estupideces sin ningún tipo de reparo porque en Argentina está absolutamente garantizada la libertad de prensa, aunque se sugiera sin fundamentos lo contrario.
¿Cómo va a estar formada la banda de el presidente hoy en el Luna Park? Lo cuenta @manujove
En bateria: Bertie “La ballena” Benegas Lynch
En guitarra: Joaquín “El tumultoso” Benegas Lynch
En bajo: Marcelo “Odio a los putos” Duclos
Voz: Javier “El Loco” Milei pic.twitter.com/ibhYbL9gDO— BLENDER (@estoesblender) May 22, 2024
Cerrar filas ante un enemigo poderoso: la desinformación
Los periodistas que ejercimos el oficio durante los años del kirchnerismo y padecimos verdaderas actitudes intimidantes, como la intervención de nuestros teléfonos (lo que en mi caso fue confirmado por un agente de inteligencia que se comunicó conmigo para notificarme el motivo por el cual me habían hackeado todas las cuentas de correo electrónico y redes), deberíamos hacer un llamado de atención ante la desinformación permanente con finalidad política.
En medio de un año electoral, las distintas variantes del peronismo se suman a estas operaciones, para tratar de asociar a este gobierno con un proceso autoritario que amenaza la libertad de prensa y la labor periodística. Deberían recordar que, no hace muchos años, el mismo Perón intimidaba (realmente) a los que hacían preguntas incómodas en público. Para el que no conozca el caso del video a continuación, a la periodista que le pregunta al expresidente la quisieron secuestrar y el diario en el que se desempeñaba sufrió diversos atentados. Finalmente fue cerrado por el gobierno.
Esa es la historia reciente de uno de los espacios políticos que advierte sobre los riesgos autoritarios de Milei y su gobierno.