
Si bien hoy es común la asociación entre el Boca de Juan Román Riquelme y el kirchnerismo, entre otras cosas, por la afinidad política del presidente y el espacio político, el primero que asoció al “populismo” (en ese término literal) con el club de fútbol fue el presidente Javier Milei.
El mandatario reconoció que fue toda la vida hincha de Boca, pero que todo cambió cuando trajeron como fichaje estelar al ya veterano Fernando Gago. De alentar al xeneize, el economista pasó a hinchar “en contra” de Boca Juniors, ya que consideró que el club había entrado en un proceso “populista”. Aunque parezca difícil asociar un modelo político económico con un equipo o un club de fútbol, lo cierto es que hay ciertas cuestiones que permiten hacer alguna analogía. Sobre todo, la búsqueda de soluciones mágicas, mientras se evitan los procesos más serios, que suelen ser más lentos y engorrosos, pero que a la larga tienen más chance de éxito.
Aunque logró imponerse en las últimas elecciones (según el macrismo manipulando el padrón de socios), Riquelme no dio pie con bola en su gestión presidencial. El mismo Gago que Milei anticipó que fracasaría como jugador en su arribo al club (tal cual sucedió), fue ubicado en el banco del director técnico. El fracaso continuó fuera del campo de juego, por lo que se tuvo que ir luego de la última derrota contra el clásico rival por 2 a 1 en el Monumental de Núñez.
Cuando los cronistas deportivos le preguntan a los socios y simpatizantes quién debería tomar las riendas del equipo profesional, muchos advierten que “nadie quiere agarrar” a Boca por el desastre de la dirigencia encabezada por Román.
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En las últimas horas, los medios nacionales coincidieron que la gestión Riquelme estaría buscando fichar a Carlos Bianchi, de 76 años. A pesar de haber sido el DT más ganador de la historia del club, esta elección parecería estar más vinculada a un manotazo de ahogado “populista” que a una decisión responsable.
Ya en su última etapa en el club (2013-2014), cuando terminó siendo despedido por Daniel Angelici, Bianchi dejó en evidencia que ya no estaba para dirigir a uno de los equipos más importantes del mundo, en el marco extremadamente competitivo de la actualidad. Diez años después, todo parece indicar que ahora menos podría llevar a cabo semejante tarea.
Desde las redes sociales se cuestionó la posibilidad, incluso desde los sectores partidarios boquenses. Algunos llegaron a decir que se trataría de la irresponsabilidad máxima de un Riquelme, que todavía tiene un largo trecho por delante, al frente del club.
Por lo pronto, con Bianchi o sin él, Boca Juniors sigue improvisando y los hinchas tienen cada vez menos paciencia. Sin embargo, hasta las próximas elecciones, todo parece que seguirá prácticamente igual. Los hinchas de River, agradecidos.