
Los amantes del vino tinto, ya sean “team verano” o “team invierno”, siempre tienen un buen motivo para celebrar la llegada de las bajas temperaturas. Aunque en Argentina recién promediamos el otoño, lo cierto es que el clima invernal ya pide los típicos platos de olla y los vinos que acompañan. Algo que se extraña en el verano, cuando la temperatura pide cosas más ligeras, mientras las botellas más corpulentas esperan su momento en la cava.
Aquí van cinco recomendaciones que no fallan para darle la bienvenida a los acompañantes ideales de los tradicionales guisados, las carnes rojas y las comilonas más calóricas que el cuerpo pide en determinado momento del año cuando se sacan las frazadas del ropero y se prenden las estufas.
De la clásica Rutini Wines una etiqueta reciente tiene un vino que merece mención. El Cabernet Franc del “Colección Rutini” es un excelente exponente de la cepa, con el sello y garantía del gran Mariano Di Paola. La fruta roja aparece amalgamada a la perfección con notas mentoladas y ahumados sutiles por su paso por barrica. Súper redondo, pero “peligrosamente” tomable. Tan rico que la botella se puede ir sola casi sin que uno se dé cuenta.
Otra novedad, de otra clásica bodega, es el Birth of Cabernet de Catena Zapata. Al igual que el anterior, la creación tiene detrás a otro peso pesado de la enología argentina y mundial: Alejandro Vigil. Otro denominador común es lo rico y lo rápido que puede desaparecer de la botella. Se trata de un corte del Sauvignon de La Pirámide, con otro de Angélica Sur. Pero se complementa con 10 % de Franc (también de Angélica Sur) tan bien puesto, complementando a la perfección, que si uno no lee la etiqueta puede llegar a creer que se trata de un 50 % y 50 % de Sauvignon y Franc. Describirlo no le haría justicia, así que hay que ir a probarlo.
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Claro que, a la par de las novedades no pueden faltar los eternos. Para los que van levantando el perfil del paladar, probando opciones con guarda, decantando y descubriendo, siempre es una buena idea la etiqueta amarilla del Chateau Vieux de López. El histórico corte de Cabernet Sauvignon, Merlot y Pinot Noir, es un vino siempre elegante, complejo y accesible al bolsillo para poder darse un gustazo en cualquier momento del mes.
En una oportunidad, Goyeneche contó una anécdota que puede ilustrar mucho las fronteras de la vida de un argentino. Un joven que lo entrevistaba con mucho respeto le había reconocido que, a él, el tango no le gustaba. Su respuesta sabia fue que no se preocupara, que el tango lo iba a esperar. Cuando los nuevos consumidores van descubriendo y enamorándose de estas etiquetas de López, la señal es clara: se ha comenzado a entender por dónde va la milonga y aprendiendo a tomar vino.
Para los que quieren probar algo distinto de lo más usual, una opción jujeña de altura puede ser la ideal para este momento del año. El Cactus Tannat de Viñas del Perchel es sin duda uno de los mejores exponentes de esta variedad. Para los que le gustan los taninos bien marcados, pero en el marco de un vino rico y redondo, de textura elegante y final pronunciado, esta opción es clave. Puede complementar a la perfección empanadas picantes y platos regionales como el locro, pero siempre será la estrella de la mesa.
Si este otoño toca algún motivo especial como para descorchar un Malbec de esos que no se olvidan, Monteviejo siempre tiene para ofrecer su Lindaflor. Una maravilla del mendocino Valle de Uco, cosechada manualmente y mimada como una producción artesanal. Con 18 a 20 meses de paso por barricas francesas nuevas y usadas, este Malbec es uno que no puede perderse ningún amante de esta variedad que, aunque nació en Francia, encontró en la Argentina su lugar en el mundo.