
El PRO, que lleva la candidatura de Silvia Lospennato, se juega mucho en estas elecciones legislativas municipales. Si no encabeza la votación, evidencia que el macrismo se ha desinflado hasta en su bastión principal. El exjefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta, que compite por fuera del partido con el que llegó a la intendencia, también está obligado a hacer una buena elección. Si su resultado es magro, aunque consiga su banca, quedará fuera de la carrera para la elección ejecutiva porteña en 2027.
En la caza de un electorado común que antes compartían, Mauricio Macri y Larreta se están sacando chispas, lo que seguramente no les resulte beneficioso a ninguno de los dos.
El que blanqueó el conflicto fue el expresidente, que disparó con munición gruesa a su antiguo colaborador, al que le dio donde más le duele: la estrepitosa derrota en las primarias presidenciales de Juntos por el Cambio, donde cayó ante Patricia Bullrich a pesar de contar con dinero y estructura para la contienda electoral.
Ante la crítica de Larreta a Jorge Macri (actual jefe de Gobierno) diciendo que la ciudad “huele a pis”, el primo del intendente arremetió con todo: “Lo que huele mal es que haya una candidatura tan funcional al kirchnerismo, ¿no? Porque finalmente es el adversario”.
Como era de esperarse, hubo repregunta por parte de los periodistas sobre si la “candidatura funcional al kirchnerismo” era la de Larreta. Macri fue claro al respecto:
“Sí, totalmente, y lamentablemente es todo por un tema personal de él, porque él no quedó bien después de que perdió la interna a presidente con alguien que siente que es muy inferior intelectualmente que él y por paliza. Es algo que no ha podido superar y termina tomando decisiones equivocadas”.
- Lea también: La insólita recomendación kirchnerista de Mauricio Macri
- Lea también: Horacio Rodríguez Larreta no se da cuenta del problema: sigue siendo un robot
Al golpe bajo de Macri, Larreta contestó con otro similar: “Perdió con Alberto Fernández, el peor presidente de la historia”, dijo Larreta. En la opinión del flamante candidato a concejal, el expresidente “parece un psicólogo”. “Pensé que era ingeniero“.
Claro que cuando uno ve las perspectivas de ambos espacios políticos entiende el nerviosismo. El potencial electoral de lo que antes se denominaba como “larretismo” ya no existe. Separados de él van, no solamente el PRO, sino el radicalismo y la Coalición Cívica; bloques que, dentro de Juntos por el Cambio, más apuntalaban y defendían su figura.
Por el lado del macrismo la cosa tampoco está fácil. El PRO hace mucho que no se presenta en solitario en una elección, y también dio como un hecho el capital de JxC, que además tampoco contaba con una competencia del centro a la derecha. Ahora está La Libertad Avanza con un candidato fuerte como el vocero presidencial Manuel Adorni.
Más allá del eventual resultado de la elección, si el espacio libertario termina por encima del PRO y los retoños macristas, Milei llegará con más acciones que Macri para la discusión de las eventuales coaliciones de octubre, como la que podría tener lugar en la provincia de Buenos Aires contra el kirchnerismo gobernante.
¿Tiene razón Macri en su argumento del trauma psicológico de la derrota frente a Bullrich? Solamente Larreta (o su psicólogo, si tiene) lo sabrá. Lo que sí está claro es que el exjefe de Gobierno se juega un pleno y es a todo o nada. Donde el expresidente se equivoca (o engaña deliberadamente en el marco de la campaña electoral) es con respecto a su lamento sobre el voto útil, la división de votos y el posible triunfo del candidato kirchnerista Leandro Santoro. Aunque se presenten divididos, “larretismo” y “macrismo municipal” expresan exactamente lo mismo. Es indistinto por el espacio que los legisladores accedan a sus bancas. Lo que expresa todo lo surgido del viejo Compromiso para el Cambio es una gestión municipal estatista, con pretensiones de imagen cool y altos impuestos, donde se usan los cargos públicos para financiar a la militancia. Una más “cheta” y prolija que la del peronismo tradicional, pero la metodología es exactamente la misma.
Por el lado de Larreta, si bien es cierto que su exjefe político perdió con el que terminó siendo el peor presidente de la historia, también es cierto que si él hubiese llegado a la Casa Rosada, tanto en 2015 como en 2023, le hubiese ido igual o peor. Seguramente peor.
Si Macri terminó consumiendo su capital político, partiendo derrotado y devolviendo la banda presidencial al kirchnerismo, fue porque no hizo las reformas que debió y que Milei está haciendo como puede, con minoría en ambas cámaras. Vale recordar que Macri no las presentó estando mucho más holgado en cuanto a poder político. Tuvo una buena cantidad de legisladores, gobernadores e intendentes.
Básicamente, lo que Macri dijo que no pudo hacer (y le reconoce a Milei) es lo que Larreta dice que no hay que hacer (ni hizo en su distrito). Aunque no lo hayamos visto, es indudable que una gestión presidencial de Larreta hubiera sido un fracaso absoluto. Afortunadamente, los porteños tienen otra opción para votar, más allá de estas dos caras de la moneda del fracaso.