
La ambigüedad del Estado argentino para con el Eje fascista no es ni una novedad ni un secreto. Bastante caro terminó pagando el país una declaración de guerra tardía, prácticamente cuando Hitler se estaba llevando la pistola a la cabeza, cercado en el búnker por el Ejército Rojo. Sin embargo, esa absurda actitud en marzo de 1945 no fue el final del coqueteo en Argentina del peronismo embrionario con los nazis. Luego de terminado el conflicto bélico encontraron en estas tierras refugio muchos criminales de guerra del período más negro de la historia alemana.
Aunque Argentina no fue el único destino escogido por los nazis que escaparon al colapso de su infame dictadura, aquí se refugiaron varios peces gordos como el mismo Adolf Eichman, “arquitecto” de la metodología aplicada en lo que se denominó “Solución Final” para el “problema judío”. Es decir, el Holocausto. Sin embargo, bien vale recordar que los servicios de inteligencia de Israel tuvieron que “secuestrar” a “Ricardo Klement” (según sus documentos argentinos), ya que consideraron –seguramente con muy buen tino– que las autoridades locales no solamente no iban a colaborar con la extradición, sino que hasta podían haberlo protegido o incluso ayudado a escapar.
Es claro que estos elementos filonazis dentro de las estructuras burocráticas argentinas afortunadamente no se renovaron, ni siquiera en las versiones posteriores del peronismo. No obstante, los secretos de esta etapa siempre fueron un tabú para la política nacional. Hasta ahora.
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Luego de una reunión en la Casa Rosada entre el presidente Javier Milei y las autoridades del Centro Simon Wiesenthal, se avanzó con la solicitud del senador norteamericano Chuck Grassley, quien solicitó que el país comience a dar luz sobre lo sucedido por aquellos años.
En la jornada de ayer, luego de la confirmación de la desclasificación de los archivos de inteligencia de los setenta sobre las cuestiones vinculadas con la dictadura y la guerrilla, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, hizo un anuncio de relevancia: también se iban a desclasificar los documentos relacionados con la colaboración que habrían recibido los criminales de guerra nazis en Argentina.
“El presidente Milei dio la instrucción de liberar toda la documentación que exista en cualquier organismo del Estado, porque no hay motivo para seguir resguardando esa información”, señaló Francos.
En declaraciones a la prensa, el jefe de Gabinete también resaltó que esos archivos son “parte de la historia argentina” por lo que “tienen que ser públicos” a partir de este momento.