En materia de subsidios, los liberales solemos argumentar que el Estado es el que te rompe las piernas, para luego darte las muletas para que puedas caminar. Afortunadamente, la idea ya caló hondo en una mayoría de argentinos, que hoy comprenden que los mecanismos de movilidad ascendente no tienen que ver con el gobierno, sino con la capitalización del sector privado.
Hasta hace muy poco, los partidarios del estatismo corporativo tuvieron éxito a la hora de bloquear de las mentes de las personas los escenarios alternativos que podrían surgir de la mano de una economía de mercado. La batalla que dio hace muchos años el francés Frédéric Bastiat, cuando advertía sobre “lo que se ve y lo que no se ve”. En el ámbito de Aerolíneas Argentinas se dio uno de los ejemplos más claros de la cuestión.
El argumento, que muchos críticos del kirchnerismo con escasa formación compraban, indicaba que existen destinos rentables y no rentables. Por lo tanto, la “aerolínea de bandera” cumplía con ambos, al cubrir Miami, Nueva York o Mar del Plata, con los tramos que “el mercado” no abastecía mediante el mecanismo del lucro. Sin embargo, el resultado siempre era deficitario, por lo que estos destinos pasaban a ser una aspiradora de recursos fiscales.
No obstante, quedaba fuera del debate el escenario alternativo que podría surgir, en caso de abrirse por completo el mercado. Es que, lo que se suele dejar fuera de la ecuación, es qué, si se abre el ingreso, pueden aparecer jugadores que no existen incluso hasta el día de hoy.
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De la mano de las políticas del ministerio de Desregulación de Federico Sturzenegger, en este caso en conjunto con la secretaría de Transporte, se invitó al sector privado a los que tengan pequeños aviones en el país a “convertirse en líneas aéreas locales” para conectar las ciudades con los aeropuertos troncales de Argentina.
“En las últimas semanas Hummings dio a conocer que conectará Olavarría, Tandil, Venado Tuerto y Villa María con Aeroparque. American Jet, anunció que incorpora 9 aviones medianos para ampliar su red de vuelos internos”, resaltó el ministro Stuzenegger desde su cuenta de X. El presidente Javier Milei compartió el mensaje celebrando la iniciativa.
Franco Mogetta, secretario de Transporte, explicó también desde sus redes el comunicado del Boletín Oficial al respecto:
Hoy se publicó en Boletín Oficial el procedimiento simplificado para la autorización de aviones de hasta 19 plazas. Antes para poder explotar servicios con estas pequeñas aeronaves debían solicitar dos autorizaciones por separado para poder comenzar a operar: la autorización aerocomercial y el Certificado de Explotador de Servicios Aéreos (CESA) A partir de esta nueva disposición, el ciudadano podrá ingresar los trámites de obtención, tanto de autorización aerocomercial, como del CESA ante la Dirección Nacional de Seguridad Civil Operacional (DNSO) dependiente de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC), o sea, en una única ventanilla, facilitando la vida de los que desean prestar estos servicios, eliminando trámites burocráticos que solo dilataban los procesos. Esto es fundamental para tener más conectividad. Más rutas aéreas. Más aviones que puedan atender las necesidades de nuestro país tan extenso, para complementar y potenciar el mercado aerocomercial argentino con estas aeronaves de pequeño porte que puedan operar rutas aéreas entre localidades que hoy no tienen conectividad o con baja demanda.
De esta manera, ingresarán al mercado muchas aeronaves privadas, que ahora tienen la oportunidad de vender pasajes en el mercado abierto. Sin embargo, esto es solamente el principio de la revolución aerocomercial en Argentina. Al abrirse las puertas a la competencia y al mercado abierto, cualquier empresa del mundo puede considerar que la plaza local sea un interesante proyecto de inversión. De consolidarse el proceso de cambio, en unos años todo parece indicar que los destinos domésticos estarán más que cubiertos por una amplia competencia de empresas privadas.
El monopolio mafioso y deficitario de Aerolíneas Argentinas debería ser un mal recuerdo a esa altura.