El populismo argentino, históricamente, pero sobre todo en las últimas décadas kirchneristas, ha tenido un fuerte respaldo de una “clase empresaria” local deplorable. Claro que es discutible si les cabe el rótulo de “empresarios”, a los que el diputado José Luis Espert denominó como “empresaurios”. Los cazadores del zoológico que les vendieron a los argentinos durante demasiado tiempo productos malos y caros.
La llegada de Javier Milei a la Presidencia generó varios cambios relevantes. Aunque muchos tienen que ver con lo económico, los fundamentos de los asuntos relevantes no pasaban ni por los gráficos ni las cuentas, sino por el ámbito moral. Por primera vez, muchos quedaron expuestos ante la opinión pública, más allá de lo político. Los históricos socios de los sindicatos y la Unión Industrial Argentina (UIA) por primera vez escucharon planteos que hasta el momento eran inéditos o minoritarios.
Esta tarde, en el Centro de Convenciones de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la UIA realizó su conferencia anual en el marco de las tensiones con un oficialismo que les advierte que llegó el momento de competir con los productos importados. En los micrófonos, los “industriales” argentinos (que más de uno con razón podría tildarlos de delincuentes) ahora dicen que están dispuestos a competir, pero que lo quieren hacer en igualdad de condiciones. Pero “en off“, más de un referente de la UIA manifiesta otra cosa, como el que le reconoció a un periodista de Infobae sobre su beneplácito ante la ausencia del presidente Milei que había sido formalmente invitado. “Antes que escucharlo decir barbaridades en contra de la industria, mejor que no venga”, dijo desde el anonimato un miembro del comité ejecutivo.
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Sin embargo, ni el presidente ni el ministro de Economía, Luis Caputo, que tampoco asistió a la velada, tienen intención de decir ninguna “barbaridad en contra de la industria”. Argumentar que el dilema es “protección” o “ataque” es darle la razón a los que pretenden seguir estafando a los argentinos con productos de pésima calidad y mucho más caros de los que se consiguen en el exterior.
Sin medias tintas, Espert respondió al comunicado de la UIA que “siempre les falta algo para competir”. El diputado liberal recordó que hace “décadas y décadas” que se enriquecieron con el modelo de sustitución de importaciones y, como si fuera poco, los mandó a “cagar” desde sus redes sociales.
Afortunadamente, esta “vaca sagrada” que explica en parte el atraso y la decadencia argentina, ya no es tan sagrada como en otros tiempos.
Caraduras. Siempre lo mismo. Siempre les falta algo para competir. Pero cara de piedra para vendernos cosas caras y de mala calidad durante décadas y décadas de miseria espantosa, les sobra. Váyanse a cagar. https://t.co/9maDbPDRRA
— José Luis Espert (@jlespert) November 20, 2024
Mientras tanto, los argentinos de a pie aguardan el momento para poder comprar un electrodoméstico, ropa o un juguete a un precio razonable. Los “industriales” que estén en condiciones de ofrecer un buen producto a un precio lógico, competirán con los productos importados. Los que no, tendrán que dedicarse a otra cosa. Deberían agradecer que la estafa que realizaron durante años no está tipificada como delito. Sino deberían devolver hasta el último centavo de sus fortunas, además de tener que buscarse un trabajo honesto en el mercado de las relaciones libres y voluntarias.