El 19 de noviembre de 2023 los argentinos íbamos a las urnas por última vez. La tercera del año, luego de aquel extenso proceso electoral que tuvo primarias, primera vuelta y balotaje. Llegando la noche, Sergio Massa salió a reconocer la derrota y un partidario le gritó a Milei en el búnker de La Libertad Avanza: “¿Javier, sos presidente, sí o no?”. “Parece que sí“, respondió el ya presidente electo hace exactamente un año. La Argentina era otra. Una muy distinta.
Luego de la euforia por el triunfo libertario en las primarias de agosto, cuando Massa había quedado tercero, el candidato del entonces oficialismo pudo hacer una remontada histórica (que todavía el país paga muy caro), posicionándose primero con casi 36 % el 22 de octubre del año pasado. Esto le puso un manto de misterio a la segunda vuelta, apuntando todos los focos sobre el caudal que obtuvo Patricia Bullrich. La apuesta kirchnerista, que sabía que no podría cazar muchos votos bullrichistas, se centró en la estrategia del miedo. Tratar de sumar mediante el aparato del Estado, populismo, clientelismo, aprietes e imprimiendo dinero, mientras lanzaban una feroz campaña contra Milei.
Sin embargo, la actual ministra de Seguridad no lo dudó ni un instante: se sacó la foto en tiempo récord junto al libertario y participó con él en un acto masivo en Córdoba: “Javier, te tocó el turno y con patriotismo te acompañamos”, le dijo ante una multitud, en una de las provincias que colaboró con el casi 56 % que obtuvo La Libertad Avanza hace un año en el mano a mano con Massa.
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Por esos días, el país estaba absolutamente partido. No solamente por una elección polarizada (aunque con una mayoría antikirchnerista) sino por lo que pasaba en las calles, en contraposición con lo que sucedía en los medios tradicionales.
La esperanza de la gran mayoría contrastaba con la peor campaña del miedo, que se fomentaba desde casi todos los medios de comunicación. La corporación política y sus aliados hicieron todo lo posible para evitarlo, pero el fenómeno ya era irreversible y hace exactamente 12 meses Milei ganaba las elecciones y se convertía en el primer mandatario liberal libertario del planeta.
Aunque todavía cuenta con una minoría total en ambas cámaras, el gobierno iniciado en diciembre de 2023 tiene varios logros por mostrar. Justamente, con respecto a Bullrich, que jugó un rol muy importante en el último tramo de la campaña, la política de seguridad es uno de los grandes logros de la gestión, además de la vital cuestión económica.
Finalmente, se dejaron de cortar las calles en las protestas extorsivas, se puso a las fuerzas de seguridad en valor y focos calientes como el de un Rosario agobiado por la violencia narco, ya muestran mejoras considerables. A pesar del magro músculo parlamentario, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, logró un trabajo fundamental para conseguir los votos suficientes para la aprobación de la Ley Bases y para mantener el Decreto de Necesidad y Urgencia del inicio del mandato, que brindan las herramientas para comenzar un ambicioso proyecto de reformas.
En el ámbito económico, la gestión no desilusionó. A 11 meses de gobierno, el dólar bajó y quedó planchado alrededor de los 1100 pesos (con Massa había tocado 1600 y con miras a escalar) y la inflación ya dejó de ser un problema. Aunque se fueron retirando gradualmente los subsidios y se van liberando todos los precios de la economía, octubre arrojó un 2,7 %, cuando el país estaba al borde de caer en una hiperinflación. El riesgo país, que hoy anda por los 750 puntos básicos, también se derrumbó de la mano del incremento de los bonos y las acciones locales.
Argentina hoy tiene otra cara en el mundo y el futuro es prometedor por primera vez en muchos años. Lo interesante de este breve repaso con datos auspiciosos es que, de aquí en adelante, las buenas noticas están por venir. Habiendo ya salido de la recesión que generó un histórico ajuste fiscal, de cara a las elecciones de 2025 el gobierno se dedicará a administrar buenas noticias, como el final del cepo cambiario, en el marco de una macroeconomía arreglada y con un sorprendente superávit fiscal que no se negocia.
Javier Milei ya reconoció que, de ser posible, irá por un segundo mandato. De conseguirlo, este que termina será el primero de siete años revolucionarios, fundacionales y auspiciosos.