Engañadas en su buena fe, diversas personas de varias organizaciones reciben a Victoria Villarruel como si estuvieran recibiendo, además de a la vicepresidenta en lo formal, a la segunda de Javier Milei. Sin embargo, lo único que están haciendo es ser utilizadas para el “circo” que la exdiputada plantea en sus redes sociales: una campaña en la que pretende mostrarse como la “buena” y dialoguista con todos los sectores, mientras el jefe del Poder Ejecutivo lleva adelante el plan más ambicioso de recorte estatal que haya conocido la historia.
Sin embargo, la estrategia de Villarruel, que en lo concreto tomó distancia de la hoja de ruta del gobierno del primer día, tuvo un evidente fallo de cálculo. Evidentemente, ella consideraba (como buena parte de la política tradicional) que la imagen del libertario se iba a desmoronar junto al necesario reordenamiento de las cuentas públicas durante el primer semestre. Así, le soltó la mano al proceso político de La Libertad Avanza y hasta se dedicó a coquetear con los más férreos opositores, que no tuvieron reparo en manifestar el deseo de ver en Argentina un juicio político que saque a Milei de la Casa Rosada.
Probablemente, por su nula formación en la materia, Villarruel subestimó la recuperación económica que, no solo está consolidando al presidente en su país, sino que lo está haciendo un referente en el mundo de lo que viene. El desatinado homenaje a la viuda de Perón en el senado fue la intersección entre las dos curvas, la ascendente (del plan de Milei) y la descendente (su error de cálculo sobre lo que sucede en la economía y la búsqueda de alianzas con el peronismo tradicional, del que pudo haberse imaginado como candidata inesperada).
Empujada a buscar estrategias menos riesgosas, después del papelón del busto de María Estela Martínez de Perón, Villarruel anda reuniéndose con diversas agrupaciones vinculadas al mundo del agro, como dijimos, para consolidar una imagen que no es más que una mentira. Es que, no solo no tiene el poder como para articular las políticas públicas que le solicitan, sino que se encuentra aislada del gabinete y sus ministros. Las notas que toma la vicepresidente en las reuniones con sectores del campo, terminan cajoneadas sin haber cumplido otro objetivo que generar un posteo en las redes sociales y algún artículo periodístico.
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Con el mismo título indicando la conversación sobre “necesidades urgentes”, importantes medios como Clarín y La Nación mencionaron el encuentro de la vicepresidente con Andrea Sarnari de la Federación Agraria. Aunque no está mencionada la posición de Villarruel al respecto, en las notas de la prensa se transmite la información que Sarnari le habría pedido algún tipo de segmentación en materia de retenciones, como así la oportunidad de créditos blandos para el sector.
Claro que tanto el presidente como su ministro de Economía, Luis Caputo, dejaron bien en claro que las retenciones van a desaparecer ni bien las arcas gubernamentales así lo permitan para todos. La reducción y la próxima eliminación de gravámenes como el Impuesto País dan a entender que, en esta oportunidad, lo que plantea el mandatario y su ministro no son promesas vacías de la vieja política. La propuesta de segmentación de las retenciones tendría más sentido habérsela hecha a un funcionario del gobierno kirchnerista. Establecer una línea divisoria entre supuestos “pequeños”, “medianos” y “grandes”, además de vulnerar la igualdad ante la ley es ineficiente en términos económicos e inaplicable con respecto a la búsqueda ética que se persigue.
La última semana, Villarruel ya había visitado la sede de las Confederaciones Rurales Argentinas, donde les manifestó, insólitamente, que iba a ponerse “a disposición” para escuchar las “problemáticas” que tiene el sector. Su argumento es que, como titular del senado, desea que los proyectos lleguen y se traten en comisión y en el recinto. Lo que no dijo la exdiputada es que ella no es senadora, por lo que no puede hacer absolutamente nada de lo que prometió, más que llevarse el corte del video para exponerlo en sus redes sociales, en el marco de una campaña de instalación política personal.
[AHORA] “Vengo a ponerme a disposición”: Villarruel fue a la sede de Confederaciones Rurales Argentinas y aseguró que va a escuchar las “problemáticas” que tienen “las distintas regiones que representan”. https://t.co/PpvKOCJeJN pic.twitter.com/jX8svmoNTF
— ElCanciller.com (@elcancillercom) November 13, 2024
Igualmente, más allá de las funciones concretas de un vicepresidente, lo que invalida cualquier promesa o eventual rol de interlocutor con estas organizaciones, no es lo formal sino el lugar que Villarruel decidió ocupar, rompiendo lazos y hasta boicoteando al gobierno nacional. Algo que es una realidad a la luz del día, pero que, vaya a saber por qué, los medios tradicionales ignoran. Cualquier funcionario de segunda línea o un ministro, en sintonía con el presidente y su programa, tranquilamente puede escuchar alguna posición sectorial y llevarla a la discusión en el seno del gabinete. El tema con Villarruel es que ella ya no está ahí y no hay otra responsable que la misma vicepresidente que se engolosinó con la “alta política”, al punto de ni siquiera acompañar al presidente en su renuncia a la jubilación de privilegio.