El escritor argentino Juan José Sebreli, que murió este viernes a los 93 años de edad, aseguró que el peronismo no iba a durar un siglo y que en algún momento desaparecería. Si contamos como la fecha de nacimiento el “Día de la Lealtad” del 17 de octubre de 1945, todavía le estaría quedando un margen de tiempo. Sin embargo, lo que nadie puede negar es que la fuerza política que supo ser mayoritaria, hoy se encuentra en franca decadencia.
Aunque tuvo desencuentros durante el exilio de Perón y luego de la muerte del caudillo, la irrupción del kirchnerismo marcó de forma definitiva el final de la unidad peronista. No obstante, Néstor y Cristina lograron mantener al “movimiento” como columna vertebral del kirchnerismo, garantizando el ejercicio del poder con alianzas eventuales. Hoy, a casi un año del inicio del gobierno de Javier Milei, el peronismo no solo está atomizado sino que atraviesa un momento bochornoso.
La falta de acuerdo para las tradicionales “listas de unidad” pudo haber sido una buena oportunidad para rediseñar el esquema de poder en el marco de unas elecciones internas partidarias. CFK blanqueó su intención de presidir al PJ para “enderezar” lo que se había torcido (como si no fuese ella la máxima responsable), pero el gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, no aceptó apoyar su candidatura. Fuentes cercanas al peronismo aseguran que el kirchnerismo hizo todo lo posible para conseguir el apoyo del riojano, pero el gobernador se mantuvo firme, con intención de disputar las internas con el padrón de los afiliados.
Sin embargo, el sano ejercicio democrático no pudo realizarse y Cristina será nombrada presidente del partido.
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¿Por qué? Bueno, para empezar, el organismo electoral del Partido Justicialista objetó los avales que presentó la lista de Quintela y dictaminó que la única lista habilitada para competir era la de la expresidente. Como era de esperar, el equipo legal del gobernador riojano, comandado por Jorge Yoma, acudió a la justicia para revertir la decisión del órgano partidario, “influenciado” por la lista kirchnerista.
Sin embargo, la jueza electoral María Servini avaló lo dictaminado por el organismo electoral del peronismo y coincidió que hay una sola lista habilitada para competir en las próximas elecciones justicialistas: la de Cristina Kirchner.
Con una sola opción, al estilo norcoreano, CFK estaría en condiciones de ganar la presidencia del PJ con tan solo un voto en todo el país. Claro que lo más probable es que el partido suspenda los comicios internos inútiles y caros, para nombrar a Cristina como presidente, sin pasar por internas ni padecer ningún enfrentamiento con eventuales competidores.
Ahora, ¿ganó o perdió CFK con todo esto? Lo cierto es que su futuro peronismo es cada vez más pequeño y más deslegitimado, como su propio poder político. Hasta el momento, su liderazgo se basó en lo que pudo repartir desde el poder. Hoy está en la oposición y Cristina Fernández cuenta con pocas perspectivas para retornar a la presidencia en 2027. No solo por su bajísima aprobación en materia de opinión pública sino por su complicado frente judicial. Durante los próximos días, la Cámara Federal de Casación podría confirmar el fallo que la encontró culpable por la corrupción en la obra pública de la “causa Vialidad”, la Corte Suprema de Justicia también dejará firme esta sentencia y eso será la muerte política de alguien que ya está prácticamente condenada.
Así comienza la nueva etapa del peronismo más pobre e irrelevante que conoció la Argentina en las últimas décadas, el presidido por una Cristina Ferrnández en un triste epílogo de su vida, en un país que comienza a cambiar rápidamente a una dirección muy distinta a todo lo que ella representa.