Una de las noticias secundarias que anda dando vueltas por los medios argentinos es la intentona de Cristina Fernández de Kirchner para presidir el Partido Justicialista. Aunque fue dos veces presidente y una vez vicepresidente, CFK se niega a salir de la escena política, lo que sin dudas beneficia al gobierno actual, ya que le parte al peronismo y aleja al espacio de cualquier posibilidad de renovación.
Es que el populismo suele encarnarse en el populista, generando serias problemáticas a la hora de pensar las sucesiones. Detrás de este asunto queda en evidencia que a los dirigentes populistas lo único que les interesa es mantenerse ellos en el poder, ya sea por cuestiones de ambición o necesidad de fueros ante los fallos judiciales.
La necesidad de vigencia permanente no se limita a los casos del populismo extremo como el de Cristina, claro. Varios expresidentes como Raúl Alfonsín o Carlos Menem nunca pudieron “soltar” del todo y dejaron este mundo con el dolor del ya no ser, como dice el tango. Eduardo Duhalde también hizo mucho daño al elegir a Néstor Kirchner como sucesor, solamente por una vieja rencilla con Menem, que muy cara le salió al pueblo argentino.
Hasta los expresidentes más civilizados, como Mauricio Macri, manifiestan algunos problemas a la hora de aceptar el rol secundario que les toca luego de abandonar la quinta de Olivos. Tanto en materia de sucesión del espacio político como en la psicología propia de comprender que es momento de apoyar a otros.
La llegada de Javier Milei simboliza algo muy diferente. No solamente por la estructura psicológica de un liberal libertario, sino porque, más allá de la persona, detrás del presidente hay una idea. Como ya dijo en varias oportunidades el mandatario argentino, luego de su mandato o del segundo tras una eventual reelección, no hay ningún interés de quedar “boyando” en la política. Ni controlando una corriente determinada, ni “cuidando” sus bases para un posible retorno posterior.
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Pero la idea que representa el presidente argentino es tan fuerte, que muchos jóvenes la respaldan sin tener intenciones de aspirar a un cargo público. Mientras que en la política tradicional se milita para acceder a un puesto en el Estado o a un lugar en las listas, en el “mileísmo” no tienen esos anhelos ni sueñan con suceder al líder. Incluso bromean en las redes sociales con sus decenas de mandatos consecutivos en el marco de una Argentina potencia, lo que no es compatible con la Constitución Nacional que prohíbe más de una reelección consecutiva.
Sin embargo, en la acérrima defensa del presidente y sus ideas, una nueva generación sale a la cancha. Fran Fijap (22) y Mariano Pérez (23) todavía no tienen edad como para ocupar una banca en el Congreso. Sin embargo, ya discuten de igual a igual con los experimentados dirigentes políticos opositores y los periodistas tradicionales hostiles con el gobierno.
Aunque lógicamente deben seguir formándose si desean profundizar su presencia en el debate político nacional, lo cierto es que, como están ahora, recién saliendo de la adolescencia, ya se muestran más articulados que muchos de los diputados que hoy hacen vida en el parlamento. Incluso que varios de La Libertad Avanza, por lo que más de uno se entusiasma con la idea de que puedan llegar a ocupar espacios legislativos en el futuro.
Aunque ya eran conocidos en el mundillo oficialista, fueron los mismos militantes kirchneristas los que los pusieron en la pantalla nacional. Al ser violentados en las marchas de la oposición por parte de turbas de izquierda, Fijap y Pérez desembarcaron en las radios y los canales por primera vez, mostrando una articulación y una solvencia destacable.
Anoche, luego del violento ataque recibido en las inmediaciones del Congreso, Fijap debatió de igual a igual con Juan Grabois, hombre del peronismo que maneja legisladores y tuvo a su disposición millonarios presupuestos, además de haber sido precandidato presidencial. Su joven interlocutor libertario tenía una semana de experiencia televisiva.
Que varios discutan sobre “quién ganó el debate” deja una conclusión inequívoca y general. Que el desempeño del comunicador de 22 años fue más que auspicioso.
Claro que el “semillero” no es lo único que tiene el oficialismo para mostrar como éxito de la generación espontánea, tan compatible con el liberalismo. Existe una “generación intermedia” que ya juega y también exhibe cuadros que tranquilamente podrían ser parte de las listas legislativas del año próximo.
El “Gordo Dan” y sus compañeros de La Misa, que ofician desde su transmisión como de guardianes del rumbo político del oficialismo (muchas veces fustigando incluso a miembros de LLA) esta semana mostraron con solvencia el paso de la virtualidad a “la calle”, como suele decirse.
En un par de horas, La Misa agotó las entradas para una presentación en un tradicional teatro de la Avenida Corrientes del centro porteño. Con un humor ácido, que los periodistas argentinos e internacionales no terminan de comprender (ni tolerar), los integrantes del panel mileísta más famoso también hace rato que desembarcaron en el debate público nacional.
Que el “mileísmo sin Milei” (ya que no se espera necesariamente la figura del mandatario y la gente paga igual la entrada para ver a Dan y compañía) llene un teatro es relevante por dos razones. La primera, que es evidente que ya hay una idea que trasciende al mismo mandatario, pero la segunda y no menor, es que todo esto se desarrolla en armonía y lealtad con el máximo referente del liberalismo libertario.
MUESTRENME YA! TODOS LOS QUE COMPRARON SU ENTRADA pic.twitter.com/btvlj2R7tU
— OOC La Misa (@OOC_LaMisa) October 17, 2024
La historia muestra que la irrupción de las nuevas generaciones en la política con los tradicionales caudillos es conflictiva. Por ejemplo, el “peronismo sin Perón” quería jubilarlo para reemplazarlo. El mileísmo, que ya no necesita de Milei para llenar un teatro, es su grupo de choque discursivo más fiel e incondicional y nadie está especulando con el inevitable momento en que La Libertad Avanza busque un sucesor para la competencia electoral. Todo esto es inédito en Argentina.
El presidente argentino ya aseguró que luego de sus años de mandatario, dedicará el resto de su vida a otros asuntos, lo que suena absolutamente coherente con su estructura mental y las ideas que profesa. La proliferación de jóvenes libertarios permite ser optimista con la idea de un nutrido espacio político y opinión que cuide y mantenga el legado.