Esta tarde, el periodista Eduardo Feinmann hizo referencia a su pasado como estudiante en UPAU (agrupación liberal universitaria a principios de los ochenta), por lo que resaltó que le da risa cuando los jóvenes libertarios en la actualidad se jactan de haber descubierto al liberalismo.
Sin embargo, más allá de los años de trayectoria y de la relación del comunicador con las ideas de la libertad que manifestó en reiteradas oportunidades defender, esta semana Feinmann tuvo un comentario cuestionable desde la óptica liberal. Una idea vieja y repetida que afecta a todo el espectro político y, lamentablemente a la mayor parte de la opinión pública.
Lo que hizo fue cuestionar duramente al diputado provincial de La Libertad Avanza Agustín Romo por haber presentado solamente un proyecto, desde que ocupa su banca, a la que accedió a finales de 2023 con la asunción de Javier Milei como presidente de la Nación.
Sin medias tintas, Feinmann lo trató de “vago” por la escasa cantidad de proyectos que el legislador presentó en mesa de entradas de la legislatura bonaerense.
#EduardoFeinmann lo trató a Romo de “perrito faldero” de #SantiagoCaputo pic.twitter.com/zwSvVuo0cI
— Grafica Alternativa Política – @infogap (@infogap_grafica) September 18, 2024
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Argentina sufre de “inflación legislativa”, un mal que va a ser más complicado de solucionar que la inflación monetaria, que viene retrocediendo producto del ordenamiento fiscal del gobierno. Sin embargo, persiste esa idea que la labor de un diputado se mide por la cantidad de normativas que logra aprobar. Hay que advertir que la mayoría de veces es exactamente a la inversa.
Esta cuestión va más allá del debate entre Feinmann y Romo. Es un error conceptual que se repite una y otra vez en todos los procesos políticos. Mientras más cosas salen de los parlamentos y legislaturas, más imposible y complicada se le hace la vida a los individuos o al sector privado.
Un buen parámetro para analizar la labor de un legislador liberal sería cuantos proyectos de desregulación y derogación presenta y logra aprobar. Es decir, un “deslegislador”, en realidad.
Lamentablemente, en la provincia de Buenos Aires hay una mayoría peronista que complica la aprobación de normativas opositoras. Si hay novedades desde el año próximo, la tarea de “deslegislar” deberá ser primordial para los diputados liberales de los tres niveles de gobierno.
Si Feinmann quiere criticar a los legisladores de La Libertad Avanza, en lugar de poner las tintas en los que presentaron pocas iniciativas podría ver que se presenta en el Congreso Nacional desde el bloque. Ahí hay “mucho trabajo” y poca claridad conceptual, de lo que debería ser un diputado liberal. Otra cuestión que tiene que comenzar a revertirse el año próximo.