Hoy murió a los 93 años el actor James Earl Jones en su casa de Nueva York. Aún se desconocen las causas del deceso, pero lo cierto es que luego de más de nueve décadas de vida, y de exitosa carrera, el paso a la inmortalidad es más motivo de recuerdo y celebración que de congoja.
Justamente, su última aparición en una película fue en el marco de la escena de su propio velatorio, que el mismo personaje que interpretaba organizó a modo de homenaje. Hablamos del padre del príncipe Akeem (Eddie Murphy) en la reciente secuela de Un príncipe en Nueva York.
Esa fue la última escena que Earl Jones decidió inmortalizar. Si bien luego hizo unas voces para Darth Vader en la miniserie Obi-Wan Kenobi, se retiró definitivamente en 2022, a los 91.
Sin embargo, antes de eso tomó la última decisión de su carrera como actor. Justamente, pensando en el final de su vida terrenal, pero también en las posibilidades del universo Star Wars.
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En el marco de los avances permanentes en materia de Inteligencia Artificial, el actor decidió cederle los derechos de su voz a la empresa Respeecher. La compañía, especializada en la materia, tomó los registros vocales históricos del actor y estará facultada a entregarle a Lucas Films de aquí en adelante las tomas de voz que le quieran hacer decir a Darth Vader en cualquier formato.
La propuesta se la acercó el ingeniero de sonido Mathew Wood, que se desempeñó en todas las producciones de la exitosa saga desde el Episodio III, lanzado en 2005.
De esta manera, lo que vea la luz de aquí en adelante en el universo de Star Wars podrá contar con una de las voces más irremplazables en la historia del cine.
Nunca renegó del personaje
A pesar de su prolífera carrera, Earl Jones no renegó nunca de la voz de Darth Vader. Incluso se animó a parodiar una situación recurrente con los fans de Star Wars: la de las personas que lo reconocen por ese trabajo, mientras ignoran el resto de sus películas.
En el episodio 14 de la séptima temporada de Big Bang Theory, el actor se cruza con Sheldon en un restaurante y tiene que lidiar con esa situación: la de un stalker que lo reconoce solamente por sus apariciones en el clásico de ciencia ficción. Allí, Earl Jones muestra cómo la situación no lo incomoda y él mismo se reconoce como un fan de la franquicia.