Cada vez que, en mis años de juventud, tocábamos con alguna banda en algún pub de Buenos Aires, en un momento de la noche llegaba el encargado del lugar a pedirnos dinero. “Lo de la SADAIC, chicos…”, manifestaban casi con culpa, con un tono que pretendía aclarar que era algo que les excedía.
Nunca supimos si este dinero destinado a la SADAIC (Sociedad Argentina de Autores y Compositores de Música) era para un pago formal o para una coima (soborno) a los “inspectores” que solían aparecer, cuando desde la calle se escuchaba música y no se había registrado el abono. Seguramente, el destino de ese dinero era, generalmente, los bolsillos de los inspectores, o se quedaba en la caja del boliche, si este no pasaba. Sea como sea, había que ponerlo y a nosotros no nos lo devolvían nunca. Tampoco entendíamos por qué debíamos pagar si estábamos tocando nuestras propias canciones, que ni siquiera estaban registradas. Pero si “había” música, si se pasaban canciones entre tema y tema, había que pagar. El “impuesto a la música”. Uno de los tantos delirios con los que nos acostumbramos a vivir los argentinos, que se replican en todos los órdenes de la vida económica y social.
Afortunadamente, esta locura se terminó. Aunque el costado que me tocó sufrir a mí como músico amateur es el que les acabo de contar, la finalización de este delirio tiene impactos más relevantes en la economía. Dejarán de pagarle a la SADAIC los hoteles (que incrementaban el precio de las habitaciones por estas cuestiones), gastronómicos y los salones de fiesta, que también podrán ofrecer sus servicios de forma más económica.
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Un nuevo decreto firmado por el Poder Ejecutivo determina que se entiende por representación o ejecución pública aquella “que se efectúe en un espacio de acceso público, libre y dirigido a una pluralidad de personas”. Sin embargo, ahora “no existe representación o ejecución pública cuando la misma se desarrolla en un ámbito privado”. Esta pequeña distinción quita de las garras de la SADAIC a muchas actividades que tenían que poner un dinero que ya no tendrán que pagar.
El prestigioso empresario de la música Daniel Grinbank reconoció que la SADAIC es un problema para el sector y que se trata de la asociación “más cara del mundo”. Aseguró que tiene un carácter “monopólico” y que no permite negociar “nada”. Recientemente, había comentado a la empresa que por cada recital que organizaba, tenía que aportarle a la institución 12 %, lo que impedía la realización de muchos conciertos en el país. Todas estas cosas, diseminadas en toda la economía, es lo que explica el desastre que padeció Argentina. Uno muy complicado de desenredar, pero que se está solucionando progresivamente.
Otra cuestión nueva, que afectará directamente a muchas personas, es lo que acaba de suceder alrededor de los Registros Automotores. A partir de ahora, comprar o vender un auto, será más sencillo y accesible en Argentina. De la mano de la implementación de la Ley Bases, el Ministerio de Justicia determinó que los aranceles a las transferencias se reducen a 1 %. También se eliminan cobros a las cédulas de identificación automotor de chapas, patentes y certificaciones de dos firmas. Se habilita la libre elección del registro en favor de los usuarios y se establecen topes de ganancias de los registros automotores. Además, se termina el monopolio que ostentaba la Casa de la Moneda, que hasta el momento manejaba los insumos de las patentes o cédulas verdes de los registros. Ahora podrá licitar cualquier empresa, nacional o extranjera, para entrar en el abastecimiento del servicio.
Otra novedad relevante que comentó el vocero Manuel Adorni es la liberación aduanera de 31 % de las importaciones de acero, hierro y aluminio, cosa que impactará favorablemente en el sector automotriz, pero también en otros ámbitos de la economía. Se verán afectados y con precios reducidos todo lo referente a la construcción con chapas, para techos, cerramientos, hormigón, vigas, tubos y mallas.
“De esta manera, la industria ya no tendrá que tramitar excepciones para importar acero que no se destina a la construcción. Lo mismo sucederá con chapas para lavarropas y línea blanca, que podrán integrar chapas de acero sin necesidad de realizar trámites”, aseguraron desde el Ministerio de Economía en un comunicado.
Otra cuestión que favorecerá el bolsillo es la anunciada reducción de la alícuota del Impuesto País para importación y fletes. Se reducirá de 17,5 % a 7 % a partir del mes próximo. El gobierno prometió que irá a 0 % para el año 2025.
⬇️ BAJAN LOS IMPUESTOS A LAS IMPORTACIONES
A partir del lunes 2 de septiembre, la alícuota del Impuesto PAÍS para la importación de bienes y fletes se retrotraerá del 17,5% al 7,5%. pic.twitter.com/FOSkwNY57c
— Ministerio de Economía (@MinEconomia_Ar) August 28, 2024