Le dicen “el Javier Milei de Paraguay”. Sin embargo, la analogía no es muy exacta. Mientras el diputado libertario argentino tiene un diagnóstico concreto de la problemática nacional, Payo Cubas sí apuesta por la propuesta disruptiva del antisistema. Hasta hace poco decía incluso que quería llegar al poder para ser “dictador” de su país. Su trayectoria fue de menos a más y terminó, en un hecho inédito, representando como persona individual la tercera fuerza del Paraguay. A pesar de la excelente elección, denunció fraude, convocó a manifestarse y terminó detenido.
Los cargos fueron “alteración a la paz pública” por orden del Ministerio Público. La detención tuvo lugar a pocos kilómetros de Asunción, en la ciudad de San Lorenzo. Según los primeros trascendidos, luego de la información que brindó la policía, el excandidato presidencial paraguayo subió al vehículo de las fuerzas de seguridad sin ninguna resistencia. Cabe destacar que en el pasado Cubas sí protagonizó hechos violentos. En una oportunidad fue también detenido luego de defecar en el piso de la sala judicial donde se celebraba un proceso en su contra. Ya como senador, el polémico dirigente paraguayo le arrojó agua a otros miembros del parlamento y también terminó siendo retirado por la fuerza pública. Todos estos antecedentes contribuyeron a la popularidad del hombre que terminó rompiendo con el bipartidismo, en la elección inédita del fin de semana pasado.
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Hasta que punto termine siendo “antisistema” o no de llegar al poder, por ahora es cuestión de especulación. Sin embargo, sí hay que reconocer que no forma parte, al menos por ahora, del establishment paraguayo. Esto puede señalarse ya que todos los encuestadores (los que decían que ganaría Peña, e incluso los que apostaron por Alegre) coincidían en una elección pareja, con un tercero muy lejos. Sin embargo, en las calles de Paraguay se anunciaba algo distinto: que Cubas podía dar el batacazo. Dado lo tradicional de la política paraguaya, un independiente que haga una buena elección ya cuenta como “batacazo”.
Y así fue. Terminó muy pocos votos por detrás de la Concertación, que contaba con la estructura y el aparato del PLRA. Sin embargo, a pesar de la buena elección, Cubas no reconoció los resultados y acusó fraude. La justicia electoral paraguaya respondió que se trató de un comicio transparente (al igual que los veedores internacionales) y solicitaron que, de existir alguna prueba concreta de irregularidades, las mismas se presenten mediante los mecanismos oficiales. Cubas, fiel a su estilo, eligió la calle y a sus partidarios.
Por ahora, la estrategia del hombre que ya es tercera fuerza viene rindiendo sus frutos. Habrá que ver como continúa esta historia, que por ahora viene alterando el panorama tradicional de los gobiernos colorados con oposición liberal y los cargos públicos repartidos entre las dos fuerzas. Cubas dice que son todos iguales y acusa a la dirigencia de las peores cosas. Mientras tanto, su popularidad sigue en ascenso.