Es evidente que en algún momento Nicolás Maduro pensó en viajar a Buenos Aires, en el marco de la cumbre de la CELAC. Sin embargo, la oposición reaccionó enérgicamente y puso encima de la mesa escenarios posibles como el de la “detención” del dictador venezolano en territorio nacional. Cuando los eventuales conflictos que enfrentaría el sucesor de Hugo Chávez en suelo argentino llegaron a Caracas, todo el asunto se llenó de dudas. Pero ya era tarde. El “arrugue” confirmado ya no complicaba solamente a Maduro, sino que ya había afectado a los mandatarios de Argentina y Brasil.
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Por el lado de Luiz Inácio Lula da Silva, que tiene que lidiar con una oposición que lo tilda a él y a sus funcionarios de “comunistas”, un temprano anuncio sobre una reunión bilateral lo “dejó pegado”. La comunicación oficial de Brasil confirmó con bombos y platillos el cónclave Lula-Maduro, lo que, lógicamente, generó una catarata de críticas. Es que, al mandatario recién asumido se le acusa en su país de buscar implementar un modelo autoritario y estatista. La reunión con el impresentable de Maduro no hacía otra cosa que darles fundamentos a los cuestionamientos de la derecha. Resumiendo, haber hecho el anuncio de la reunión, sin haberla tenido, terminaría siendo para Lula tener que pagar la cuenta en el restaurant sin haber probado el plato.
Algo parecido le pasó a Alberto Fernández. El presidente argentino, su vocera y sus principales ministros, tuvieron que justificar una vez más a Maduro. Algo muy caro para el peronismo, justamente en un año electoral, donde todos los espacios de oposición buscarán asociar al Frente de Todos con la tragedia chavista venezolana. La exministra de Seguridad, Patricia Bullrich, salió con los botines de frente y recordó que, si “cualquier ciudadano” denunciaba la presencia de Maduro en el país, la DEA podía avanzar con un pedido de detención. Cabe recordar que la agenda de la CELAC tendrá lugar en el barrio porteño de Retiro. Hace unas horas, el intendente capitalino, Horacio Rodríguez Larreta, no solamente cuestionó duramente la presencia del venezolano, sino que también lo tildó de “dictador”.
El ambiente caldeado sin duda hizo cambiar de opinión a Maduro, que prefirió enviar a su canciller, Yván Gil, argumentando que fue “informado de manera irrebatible de un plan elaborado en el seno de la derecha neofascista, cuyo objetivo es llevar a cabo una serie de agresiones en contra de nuestra delegación encabezada por el presidente”, según un comunicado en el que se informa que Maduro tomó “la decisión responsable” de no asistir a la cumbre de la CELAC.
El hecho de que ya ni pueda viajar a un país “amigo”, como la Argentina kirchnerista, le muestra al mundo más que nunca su condición de paria. Pero además de salir mal parado, su amague de confirmar una visita que no se concretará, también terminó perjudicando a dos de sus más importantes aliados. Tanto Lula como Fernández pagaron como si se hubieran reunido con Maduro, pero puede que haya sido “gratis”.
El presidente Chávez 🇻🇪 🤦♂️ pic.twitter.com/yirtZVrOI6
— Jonatan Viale (@JonatanViale) January 23, 2023