Los mercados en Brasil reaccionaron pésimo, no solo ante el retorno de Luiz Inácio Lula da Silva, sino a las primeras manifestaciones de sus principales ministros vinculados al área económica. Sin embargo, aunque las críticas se recrudecen con el pasar de los días, el nuevo gobierno no acusa recibo y asegura que seguirá en la senda de la regulación de los mercados. Lamentablemente, todo parece indicar que los avances realizados en la gestión de Jair Bolsonaro en materia de libertades económicas, privatizaciones y reducción del Estado irán quedando sin efecto con el correr de los meses. Al nuevo ministro de Economía ya lo trataron de títere.
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Una de las declaraciones que encendió las alarmas esta semana llegó de parte de las flamantes autoridades del área de Seguridad Social. En materia de pensiones, el gobierno anterior había iniciado un plan ortodoxo de reformas para achicar el déficit que había sido bien recibido por el mercado. Pero el nuevo ministro, Carlos Lupi, en las últimas horas aseguró a los medios que no existe ningún déficit, por lo que procederán a “revistar” las reformas de Bolsonaro.
En el mismo sentido se expresó el nuevo ministro de Trabajo, Luiz Marinho. El funcionario también insiste en avanzar en materia de control y regulaciones en su área y anticipó que la nueva gestión procederá a implementar una nueva regulación para todos los trabajos vinculados a los celulares y las aplicaciones.
Pero el ministro que más duras críticas recibió esta semana fue el de Economía, Fernando Haddad, sucesor de Paulo Guedes. Mientras que los nuevos funcionarios del ministerio iniciaron la gestión el lunes barriendo el suelo del despacho con sal gruesa (para quitar las supuestas “malas energías” de la gestión anterior), los medios y analistas masacraban al ministro.
Para el medio paulista O Estado, Hadad no será más que “una figura decorativa” si no “aprende a decirle que no” a Lula. En un durísimo editorial, el diario puso el acento en las públicas diferencias entre el mandatario y su ministro de Economía con respecto a los impuestos del combustible. En la opinión de los analistas, la posición del presidente prevalecerá “desacreditando desde el primer día” al ministro y generando un déficit en las cuentas del presupuesto. “Haddad aprendió en su primer día en el cargo que será una figura decorativa, una especie de trabajador de tareas para el presidente Lula”.
En las últimas horas, los consultores privados comenzaron a advertir a sus carteras de clientes que la época del Brasil sin inflación podría haber llegado a su fin y que en cualquier momento aparecerían los saltos en el tipo de cambio. Todo parece indicar que así es.