“Me persiguen por ser negra, coya y peronista”. Las palabras de la delincuente condenada Milagro Sala, que no pueden ser tomadas para nada más que no sea la risa, podrían significar algo en el futuro, si el kirchnerismo consigue implementar su último delirante plan: poder recusar jueces por “cuestiones de género” o por manifestar algún tipo de “lenguaje de odio”. Ese es el proyecto que ya consiguió dictamen en la Cámara Alta y que lleva la pluma de la legisladora ultrakirchnerista Anabel Fernández Sagasti.
Claro que la iniciativa fue justificada con la violencia que sufren muchas mujeres y los fallos cuestionables en los que se hayan vinculado algunos jueces varones. Pero, como todo lo que hace el kirchnerismo por estas horas y contra reloj, tiene otra finalidad muy diferente. La de conseguir herramientas y prerrogativas en favor de Cristina Kirchner, que está a una semana de recibir una condena por corrupción y asociación ilícita en la causa denominada “Vialidad”.
El proyecto de Sagasti explica en su articulado que, si algún magistrado “manifiesta judicial o extrajudicialmente una posición contraria a la perspectiva de géneros u hostilidad hacia las mujeres”, podría llegar a ser recusado. Es decir, apartado de una causa en particular. No hace falta recordar que, en más de una oportunidad, Cristina aseguró que la perseguían también por su condición de mujer. A esta altura, cualquier excusa es válida para la vicepresidente.
En diálogo con el portal de La Nación, el senador de Juntos por el Cambio Juan Carlos Marino señaló que en el oficialismo “deben tener listos algunos carpetazos” para sacar a la luz en cualquier momento. El legislador consideró que el proyecto de ley es “un disparate jurídico” y que todas las causales de recusación de los jueces “tienen que tener relación con la causa, ya sea por incompatibilidad judicial o algún interés o relación personal, familiar o económico con alguno de los interesados”. Para el dirigente opositor, no es posible ningún tipo de recusación “por las ideas o pensamientos del magistrado”.
El senador Oscar Parrilli, mano derecha de Cristina Kirchner, manifestó que hoy procederían al dictamen y que el insólito proyecto podría tratarse en la próxima sesión parlamentaria. El oficialismo cuenta con los votos para aprobarla en senadores, pero, como viene ocurriendo, la iniciativa tendría serios inconvenientes de pasar en diputados. Mientras se debata esta ley, probablemente la vicepresidente ya haya sido condenada. Desde el kirchnerismo, además de decirles a los jueces “macristas”, ahora seguramente les dirán “machistas”.