Juntos por el Cambio, como está conformado, es una contradicción andante. Mauricio Macri, seguramente el máximo referente del espacio, acaba de lanzar un libro con una promesa: que, de tener la posibilidad, el próximo gobierno tendrá como principal característica la reforma necesaria que el país necesita. Sin embargo, quienes le acompañan no están dispuestos a moverse en esta dirección. El papelón que hicieron en la Legislatura Porteña con el impuesto a la tarjeta de crédito, no hizo otra cosa que hacer campaña por Javier Milei.
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“Para qué”, el nuevo libro de Macri, promete cirugía mayor. En el mismo sentido que las declaraciones públicas del exmandatario, el enfoque para 2023 es de privatización de empresas públicas y ajuste del gasto a gran escala y desde el día uno. Tan claros son sus conceptos, que el diputado liberal José Luis Espert (que compitió contra Macri en 2019 con estas propuestas), lo “acusó” en tono de broma de plagiar su texto y programa. Sin embargo, si uno mira la coalición de Juntos por el Cambio, los únicos que parecen estar en esta sintonía son los exministros Ricardo López Murphy y Patricia Bullrich. Mientras tanto, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la facción cambiemita va en la dirección opuesta.
Esta mañana, la oposición casi logra el quórum para discutir la derogación del impuesto a las tarjetas de crédito, que Horacio Rodríguez Larreta impuso cuando el kirchnerisimo le quitó recursos de la coparticipación fiscal. Luego de una posición ambigua y dubitativa, lo que generó múltiples críticas de la platea liberal, los dos legisladores de Republicanos Unidos bajaron al recinto, pero la sesión se levantó, ya que faltaba un solo diputado como para iniciarla. ¿La excusa de JxC? Que solamente podrán quitar el impuesto cuando la Corte Suprema de Justica devuelva los fondos a la CABA y que la Ciudad ya ha recortado el gasto en el último año, luego del zarpazo de Alberto Fernández a Larreta.
Es cierto que -a la fuerza-, el gobierno de la Ciudad Autónoma ha tenido que recortar algunos gastos el último año. Sin embargo, hay que decir que, en la actualidad, el nivel de despilfarro y la presión impositiva es descomunalmente más alto en comparación a 2007, cuando empezó la gestión del PRO. O sea, ni por asomo han reducido el gasto público a los índices que lo han incrementado ellos mismos. Sin embargo, prefirieron mantener el impuesto a las tarjetas de crédito, en lugar de repensar las inútiles secretarías, los programas “de género”, los canales y radios públicos y la multimillonaria pauta a los medios de comunicación, que compran el blindaje del actual intendente. Por ahora, el “festival del asado” o “la fiesta de la empanada” seguirán vigentes.
Actualmente, en el mundo de las promesas, Macri dice que, por ejemplo, liquidará Aerolíneas Argentinas. Hoy, en la legislatura, el expresidente no hizo que un diputado municipal baje a derogar un impuesto. Juntos por el Cambio, en su versión más “ortodoxa”, habla sobre una “cirugia mayor” para el año próximo, pero en el mundo real, esta mañana no quisieron hacer una operación ambulatoria con anestesia local. Lo que sí hicieron, una vez más, es campaña por el diputado nacional Javier Milei.
O Macri es un genio de la estrategia política y está construyendo solapadamente la destrucción de JxC, para ir con el economista libertario en un nuevo frente… o están absolutamente extraviados, así como desconectados de la opinión pública al igual que sus demandas, y no tienen idea del daño que están haciendo al propio espacio político.