Mientras Irán vive jornadas históricas, con miles de personas manifestándose en defensa de su libertad y en contra del oscurantismo teocrático islámico, Rusia sigue degradándose cada día más. Ahora, el presidente Vladímir Putin, que no pudo invadir Ucrania, si “ocupó” por completo la Iglesia ortodoxa, convirtiéndola en un burdo anexo de su régimen.
Aunque los hombres escapan masivamente del país, tratando de evitar la convocatoria del Estado para sumarse a la línea de fuego, el patriarca Kirill ignora su rol de pastor, para convertirse en un vocero panfletario del gobierno de Putin. Es evidente que, al día de hoy, no hay ninguna diferencia entre los órganos de propaganda del Kremlin y el máximo referente de la Iglesia Ortodoxa.
“Ve valientemente a cumplir con tu deber militar. Y recuerda que, si das tu vida por tu país, estarás con Dios en su reino, gloria y vida eterna”, dijo esta semana desde el púlpito de un monasterio en Moscú el líder de los ortodoxos. Para Kirill, ir a la guerra con “verdadera fe” es garantía de perder el temor a perder la vida. “El miedo a la muerte aleja al guerrero del campo de batalla, empuja a los débiles a la traición e incluso a rebelarse contra sus hermanos. Pero la verdadera fe destruye el miedo a la muerte”, señaló el “religioso”.
La manipulación que hace desde su lugar de pastor y su utilización de la fe para enviar a civiles a una muerte inútil, ya dejan en igualdad de condiciones al Estado ruso y a la Iglesia ortodoxa con los carniceros islámicos que usan a su gente como carne de cañón para sus agendas políticas.
A pesar de lo explícito del discurso de Kirill, el papa Francisco desea volver a encontrarse con él. Ambos líderes religiosos ya habían tenido un primer encuentro en Cuba en 2016. Tenían agendada una segunda reunión en Israel, pero la invasión a Ucrania hizo que, luego de una larga discusión interna del Vaticano, se suspenda la cita. “Estuvimos trabajando para preparar ese segundo encuentro, pero después lo canceló el Vaticano. Veremos qué se puede hacer, nosotros estábamos listos”, señalaron desde el órgano de Relaciones Exteriores del patriarcado ruso.