
“Iglesia y Estado, asuntos separados”, reza una de las pocas consignas liberales que comparte el kirchnerismo. Pero como los principios marxistas (de Groucho) son los que priman, a veces hay que cambiar de principios según la necesidad. Aunque la militancia kirchnerista (y buena parte de su plana dirigencial) comulga con poco y nada de lo que pueda decir un cura en una misa, la urgencia por la debacle de las últimas encuestas obliga al oficialismo a hacer movidas desesperadas. La denominada “Misa por la paz”, a la que el kirchnerismo convocó en la basílica de San Juan, fue una trampa para la oposición y para la Iglesia. Los primeros se abstuvieron, pero la institución católica mordió el anzuelo y hoy es duramente cuestionada en Argentina.
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Alguno puede decir que el arzobispo Jorge Scheining no quiso problemas con el jefe del Vaticano y otros sospechar que actuó bajo presiones del poder político local. Sin embargo, por estas horas, el cura es señalado como “el arzobispo kirchnerista”. No es para menos, le abrió el tradicional templo religioso al oficialismo, para que realice el circo de la supuesta “Misa por la paz”, luego del extraño episodio en la puerta de la casa de Cristina Fernández de Kirchner.
En teoría, las enseñanzas y mandamientos de la Iglesia dicen que no hay que mentir. Pero el oficialismo, que se hizo presente en la basílica, ni siquiera se confesó por su última gran mentira manipuladora: la de la utilización política del ataque contra la vicepresidente. En lugar de haber dejado actuar a la justicia para esclarecer el hecho, el Frente de Todos buscó imponer la delirante tesis de que el atacante y su accionar fueron simplemente el resultado del “discurso de odio” que surge de la oposición, los medios de comunicación y la justicia.
“Cuando el intendente de Luján me propuso hacer esta misa, le dije que sí. Pero fue creciendo la envergadura de la misa y yo quiero pedir disculpas”, dijo el arzobispo luego de que le usaran la basílica de Lujan para un acto partidista. ¿Qué esperaba? ¿Un encuentro introspectivo dedicado a la paz y la reflexión? Viviendo en Argentina, resulta difícil creer que el religioso pueda cometer semejante acto de ingenuidad política. “No pensamos ni en una misa ni en un evento central”, aseguró Scheining.
“Patética“. Así denominó la bochornosa situación el referente peronista de Juntos por el Cambio, Miguel Ángel Pichetto. Para el excandidato a vicepresidente de Mauricio Macri en las últimas elecciones, la Iglesia argentina es “clasista y sectaria”. Hace tiempo que Pichetto cuestiona duramente a la institución católica en el país, a la que acusa de fomentar el “pobrismo”.
Todo indica que así como el electorado se ha equivocado en la elección de sus líderes políticos, la Iglesia católica también se suma a las instituciones que deberán renovarse en la Argentina post-kirchnerista.