
En algún momento, tarde o temprano, alguna variante del peronismo tendrá que cambiar el recetario actual por la ortodoxia económica. Sobre todo, si pretenden seguir perteneciendo a la clase dirigente de un país, que de a poco, se va dando cuenta que el oscurantismo económico kirchnerista no puede llevar a otro lugar que no sea la catástrofe.
Seguramente, por esos días, más de un seguidor de Cristina Fernández y compañía entrará en crisis. Es que su marco conceptual está delimitado por una doctrina político económica infantil y voluntarista, que no está basada más que en el resentimiento y la superstición.
Aunque son muchísimas las falacias que los kirchneristas han comprado como un dogma del que se convencen mutuamente, hay cuatro cuestiones de principal relevancia que deberían comprender, ya que pertenecen a lo más básico de las ciencias económicas. Pero como consideran que la misma está supeditada a la política, viven tropezando con las mismas piedras, que ya son harto conocidas en la historia de fracasos argentinos.
Repasamos cuatro de los errores económicos más reiterados en el universo K:
Desconocen lo que es el mercado
Aunque parezca increíble, ni la ministra de Economía tiene la más pálida idea de lo que es el mercado. Al interpretarlo como una entidad particular, dirigida por pocos grandes jugadores, caen en el error repetido de querer regularlo para dirigirlo. Lo cierto es que el mercado no es una cosa en sí misma, sino el resultado de la interacción de todas las personas en el ámbito económico. Y aunque sí hay grandes jugadores influyentes, su acción no mueve el amperímetro. Mucho menos, si tenemos en cuenta que esos capitales no hacen otra cosa que retraerse ante las crisis y la incertidumbre.
Probablemente se niegan a interpretar correctamente lo que es el mercado, ya que, si pudieran comprender lo que realmente es, se darían cuenta que es imposible controlarlo como pretende el kirchnerismo. O se le deja expresar en interacciones libres, o se atenta contra las tasas de capitalización que nutren a la economía y los salarios.
No saben lo que es un precio
Otra cuestión que parece básica y que lo es para cualquier estudiante de economía de cualquier país medianamente civilizado. Más allá de la negación sobre las causas reales de la inflación, que no es más que la irresponsabilidad monetaria para paliar el déficit fiscal, cuando los precios se manifiestan al alza en los productos, los kirchneristas hacen gala de otra de sus más perjudiciales falacias.
Al insistir con los “controles” y los “congelamientos” y al imponer los precios al mercado, los mismos dejan de ser precios. Para que un precio sea un precio, tiene que estar sujeto a la oferta y la demanda permanente. Paradójicamente, los precios más libres son los más estables. Cuando se fija artificialmente se quiebra el sistema de señales e incentivos que lo puso al producto en la góndola. Por eso cuando los precios dejan de ser precios y se convierten en resoluciones administrativas, lo único que queda es el espacio vacío y el cartel de “precios cuidados”.
Intentan controlar precio y cantidad al mismo tiempo
Otro tema que es parte del primer módulo de una carrera de economía. No se puede manejar precio y cantidad al mismo tiempo, ni aunque grite Cristina y se amenace con la ley de abastecimiento. Si se toca la variable del precio, se modifica el impacto y las consecuencias sobre la cantidad. Si se hace lo segundo, las preferencias de las personas modifican el precio.
Dos claros ejemplos de todo esto ocurren hoy en día en el desastre monetario y el “dólar oficial”, que se vende de a 200 por mes. Cuando multiplican la cantidad de pesos, el valor del mismo se cae. Y cuando eso genera que la gente se vaya al dólar, al fijar artificialmente un precio oficial, la demanda constante y permanente termina liquidando las reservas.
Confunden cuestiones dinámicas con estáticas
Falacia infantil de la economía si las hay, que dejan en evidencia el corto marco conceptual que tienen en la cabeza. Clásica confusión de no poder distinguir la foto de la película. Una vez que chocaron la calesita con todos los controles habidos y por haber, aparecen los clásicos intentos de manotazos de ahogado, que si se llegaran a materializar, no harían otra cosa que empeorar dramáticamente la ya terrorífica situación actual.
Ante la falta de divisas y el colapso del peso por todos los errores anteriores combinados, en medio de la inflación galopante y la corrida cambiaria, no faltan los kirchneristas ortodoxos que proponen aplicar la ley de abastecimiento para fijar más precios, o la delincuencial idea de forzar la liquidación de granos a conveniencia del Estado o la delirante política de perseguir el mercado negro del dólar.
Si la “foto” actual es de productos con precios altos, si se congelan más precios no se pasará a una situación de productos más accesibles, se irá hacia un escenario de mayor desabastecimiento. Si se obliga a vender una cosecha a la fuerza, lo único que se perderá para el Estado son los impuestos futuros, cuando la desinversión avance en el sector. Y si se persigue al dólar blue, con el precio por encima de los 300 pesos, como quiere la senadora Juliana Di Tullio, su valor se multiplicará exponencialmente a la brevedad.
Es que, aunque quieran, no pueden tocar una variable y esperar que las otras se queden en su lugar para beneplácito de la vicepresidente.