
Desde que comenzó a naufragar el barco del Frente de Todos, en el imaginario colectivo argentino la gente especuló con diversos escenarios ante la crisis predecible. Un Alberto Fernández que se independizaba de su vicepresidente, recostado en el peronismo tradicional y en la oposición, o una Cristina Kirchner que copaba el poder, dando rienda suelta al “tercer kirchnerismo” puro y duro. Sin embargo, la coyuntura y la dinámica política fue por otro lado y los dos desenlaces imaginables quedaron descartados. El “albertismo” no fue nunca, CFK sí doblegó al presidente y copó la parada, pero todo ocurrió en medio del desastre económico y al borde de su primera condena importante. Ante este panorama, no es descabellado pensar en otras salidas, que incluso puedan vincularse a elecciones anticipadas.
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Según el artículo 88 de la Constitución Nacional, “en caso de enfermedad, ausencia de la Capital, muerte, renuncia o destitución del presidente, el Poder Ejecutivo será ejercido por el vicepresidente de la Nación. En caso de destitución, muerte, dimisión o inhabilidad del presidente y vicepresidente de la Nación, el Congreso determinará qué funcionario público ha de desempeñar la Presidencia, hasta que haya cesado la causa de la inhabilidad o un nuevo presidente sea electo”.
Cristina, es obvio que no tiene la renuncia entre sus posibilidades. Fuentes de la Casa Rosada reconocieron que Alberto sí amenazó al menos con irse a la casa, si lo seguían atosigando desde el kirchnerismo duro. Sin embargo, hay una cuestión que no puede pasarle por alto al presidente. El primero de agosto, el fiscal Diego Luciani pedirá seguramente la condena de CFK en la causa “Vialidad”, por malversación de fondos en la obra pública. Ante ese escenario, el Tribunal puede dictar la condena y revolucionar por completo el mapa político. La misma vicepresidente ya dijo que los jueces ya tienen “escrito y firmado” el fallo en su contra.
“Cristina Fernández de Kirchner se ve venir la primera condena en uno de los casos de corrupción por los que se encuentra involucrada. Está acusada de ser jefa de una asociación ilícita y de defraudación al Estado en muchos miles de millones de pesos”, indicó la abogada María Eugenia Talerico. En la opinión de la especialista, integrante del espacio de Republicanos Unidos liderado por Ricardo López Murphy, el oficialismo fracasó en reformar en el Congreso el Ministerio Público, por lo que los fiscales argentinos hoy “actúan con total independencia del poder político”.
Mientras tanto, la economía se incendia y el gobierno quebrado busca un acuerdo con la oposición, para al menos frenar la escalada del dólar, que ayer llegó a 318 pesos. El encargado de responder fue el intendente capitalino, Horacio Rodríguez Larreta, que desestimó el pedido de ayuda. Para el precandidato presidencial, el Frente de Todos primero debe resolver su interna y luego presentar un plan integral. Ninguna de las dos cosas tiene posibilidades por estas horas, claro.
¿Podrá ser una eventual condena contra Kirchner el principio de la renovación peronista? Habrá que ver. En el justicialismo muchos desean la desaparición política de la vicepresidente más que nada en el mundo, pero, todavía hasta hoy, ella tiene un tercio duro que en partido no posee nadie. Entonces, por las dudas, nadie saca las papas del plato y todos esperan que un fenómeno exógeno al peronismo le resuelva los problemas.
Con el futuro incierto de un presidente débil y una vice al borde de escuchar la temida palabra “culpable”, lo único medianamente predecible es que la ministra de Economía, Silvina Batakis, vuele por los aires en cualquier momento. Seguramente, el precio del dólar blue que ella públicamente sigue subestimando, marque la fecha de la caducidad de su ministerio. Podrá ser a los 400 o a los 500, pero lo cierto es que inevitablemente eso ocurrirá en cualquier momento. Lo más lógico que podría hacer el Ejecutivo es, al menos, darle la orden de unificar los tipos de cambio (ya apareció en el insólito menú el “dólar Netflix”) antes de irse y blanquear la devaluación real, antes que sea mucho peor. Sin embargo, Batakis y compañía siguen soñando que pueden controlar en algún punto las dos variables de precio y cantidad en medio de una corrida y de una crisis de confianza. Algo que contradice la economía más básica y el sentido común. Como el Frente de Todos y como el 48 % de votantes argentinos que se comieron este buzón impresentable.
¿Llegará el gobierno a las elecciones del año próximo? Habrá que ver. Lo que es evidente es que el trío Fernández-Kirchner-Batakis no llega a navidad.