Si algo fascina a los medios argentinos por estas horas es volver a hablar de la máxima gloria del futbol nacional, pero desde una perspectiva que despierta tanto morbo como interés: la posibilidad de que su deceso haya sido producto de un “homicidio”. Al menos en lo que corresponde a lo técnico, jurídico y legal, claro. Como era de esperarse, la Justicia mandó a juicio a los médicos de Diego Armando Maradona, sospechados y acusados de “homicidio culposo”.
Se trata del cuerpo médico de Leopoldo Luque, que incluye a ocho especialistas, entre los que están el jefe de enfermería, los camilleros, y quienes atendían al “10” en las áreas de psicología, al igual que psiquiatría. El juez de la causa aseguró que existieron “deficiencias e irregularidades”, por lo que el staff de Luque tendrá que enfrentar un proceso legal que seguramente estará en el centro de atención del país.
En el proceso que antecedió al inicio del juicio, veinte peritos estuvieron de acuerdo que el equipo médico se desempeñó de manera “inapropiada, deficiente e imprudente”. También informaron al juez de la causa que, de haber sido atendido mejor, Maradona “habría tenido más posibilidades de sobrevivir”.
“Apenas vi la causa dije que era homicidio. Luché mucho tiempo y aquí estamos, con esta etapa cumplida”, aseguró el abogado Mario Baudry, que representa a las primeras hijas del exjugador, Dalma y Gianinna Maradona. Para el letrado, Maradona se encontraba en una total “situación de indefensión” en los últimos momentos de su vida. En una presentación pública, Luque, quien es el principal imputado, indicó a los medios argentinos que de lo único que es “responsable” es de “haberlo amado, cuidado y alargarle la vida”.
La culpa de un país que no quiso aceptar una cruel verdad
Diego Armando Maradona fue presentado como director técnico de Gimnasia y Esgrima de La Plata en septiembre de 2019. Poco más de un año antes de morir. El estado en que el club presentó al excampeón del mundo era absolutamente calamitoso. Sin embargo, el mundo del fútbol argentino y los medios miraron para otro lado. Todos festejaron el retorno del “10” a los estadios, pero nadie se animó a decir que ese hombre casi no sabía dónde estaba parado. Todos querían la foto con la gloria de la selección argentina y Gimnasia estaba conforme con la recaudación de la venta de entradas. Era más que evidente que Maradona no estaba en condiciones de dirigir a un equipo profesional, bajo ningún punto de vista. No podía ni hablar en cámara, ni decir varias palabras de corrido.
En lo personal, a pesar de nunca haber sido un “maradoniano”, en aquel momento me pareció necesario ser la voz antipática que dijo lo que era absolutamente evidente. Mis casillas se llenaron de insultos de todos los colores desde que se publicó el artículo. Seguramente, aquellos fanáticos ofendidos fueron parte de la enormidad de argentinos que lloró la muerte de Maradona pocos meses después, preguntándose qué pasó con el ídolo. ¿Qué pasó? Lo único que podía pasar.
El 10 de septiembre, bajo el título “Cristina y Maradona: los símbolos de la Argentina tribal y adolescente”, escribí:
“En un show bochornoso, que le causaría indignación a cualquier habitante del mundo que no sufra del virus que afecta a los nacidos entre La Quiaca y Ushuaia, el mejor jugador de todos los tiempos fue presentado en Gimnasia y Esgrima de La Plata en condiciones dolorosas. Maradona no estaba en condiciones de caminar ni de hablar de corrido. El estado actual del excampeón del mundo no merece ninguna burla. Es absolutamente preocupante.
Fatigado, excedido de peso, con temblor en las manos y con serias dificultades motrices, el exastro hizo su presentación en el lobo y otra vez los medios de comunicación se rindieron ante la gloria máxima del fútbol argentino. Sin embargo… ¿alguien puede pensar que este hombre está en condiciones de dirigir a un plantel profesional? La respuesta parece obvia, pero es un secreto total y absoluto. Parece haber un código o un tabú que impide decir en voz alta que todo esto es una locura”.
Se descartó la filiación de las dos mujeres que decían ser hijas de Maradona
En la jornada de este miércoles, Eugenia Laprovittola y Magalí Gil recibieron la negativa por parte del Juzgado Civil y Comercial N20. Luego de seis meses de iniciado el proceso, que se realizó con material genético de Diego Fernando Maradona (el menor de los hijos del fallecido exjugador), el expediente fue finalmente cerrado, tras el resultado negativo.