Una vez más, Elisa Carrió se fue al pasto y lo hizo nuevamente con total impunidad. Su partido político no dijo una sola palabra, en la coalición de Juntos por el Cambio hubo muy pocas protestas y el Museo del Holocausto emitió un tibio comunicado. La entidad, que recuerda las atrocidades del nazismo, se abstuvo hasta de mencionar su nombre.
La última semana, la fundadora de la Coalición Cívica se refirió al comentario de Javier Milei respecto al eventual mercado de órganos y aseguró que, de llegar al poder, el libertario podría ser incluso “peor que Adolf Hitler”. Sin embargo, las consecuencias de semejante manifestación no fueron muy relevantes.
Cabe destacar que las declaraciones de Milei surgieron en el marco de un debate ideológico conceptual y que el diputado no estaba haciendo alguna propuesta política concreta. En ningún momento presentó un proyecto semejante, ni impulsó iniciativa en ese sentido. Solamente dijo que, para el liberalismo, uno es dueño de su propio cuerpo. Ante esta realidad, no habría motivo por el cuál reprimir un mercado libre de órganos. Ni siquiera se manifestó en favor de derogar (ni criticó) el sistema actual de lista de urgencia de trasplantes. Fue una reflexión que se desprende de los principios liberales que reconocen al hombre la propiedad de sí mismo.
Las declaraciones generaron indignación y Milei fue “acribillado” públicamente una vez más. Hasta Carlos Maslatón, alejado ahora de su espacio, repudió “en nombre del liberalismo” la idea. Más allá de querer despegarse de una declaración que cuestionó buena parte de la opinión pública, no hay forma de compatibilizar con el liberalismo la represión a la disposición del propio cuerpo.
Lo curioso es que se repudie a Milei por un pensamiento en abstracto, que no forma parte de su plataforma política, mientras otras cosas pasan por alto impunemente. Jorge Lanata, que se manifestó muy en contra de la idea en una entrevista con el diputado, recibió un órgano gracias a la libre donación de su expareja, mientras que seguramente había gente más comprometida en lista de urgencias. Personas que, a diferencia de él, se encuentran en temprana edad y sin secuelas en el cuerpo, producto de los excesos voluntarios de Lanata, que son de público conocimiento.
Nadie dice que su donante no tenía derecho de darle un riñón y nadie dice que Lanata no tiene derecho a arruinar su cuerpo como quiera. Pero ante estas cuestiones, que también serían consecuencia de la libre disposición del cuerpo, como dijo Milei, repudiarlo por un comentario del ámbito ideológico que ni forma parte de sus propuestas políticas, es bastante contradictorio.
Pero el doble estándar con todo lo que tiene que ver con Milei, cuando se trata de los medios, la política y diversas organizaciones parece no tener límite. A pesar de las delirantes manifestaciones de Carrió, el Museo del Holocausto emitió un escueto pronunciamiento en el que ni siquiera la nombra. Criticaron la “mala utilización” de los conceptos vinculados al nazismo y llamaron a la “mesura”. ¿A quién? A toda la política en general. Insólito.
“La responsabilidad política requiere de prudencia y respeto en el uso de conceptos con tanto peso en la memoria colectiva”. En general, en abstracto. Como unas declaraciones que no merecían demasiada relevancia. Pero una cosa es si lo dice Milei y otra Carrió.
Sobre el uso de conceptos relacionados al nazismo 👇 pic.twitter.com/yua72HnmnW
— Museo del Holocausto de Buenos Aires (@museoshoa) June 17, 2022