Parece a propósito. Irán, que está sospechado de ser el autor intelectual del atentado a la sede de la AMIA en Buenos Aires en 1994, fue el escenario para que Nicolás Maduro celebrara la complicidad del presidente argentino con su régimen. Si uno se percata de que Alberto Fernández comparte el Poder Ejecutivo con Cristina Kirchner, a quien el fiscal Alberto Nisman denunció por el encubrimiento de ese mismo atentado, justo antes de que el funcionario apareciera muerto con un tiro en la cabeza, nada es del todo descabellado.
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“Alberto Fernández ha hecho un discurso firme, claro, valiente y puso todo en su lugar en nombre de América Latina y el Caribe”, celebró Maduro en el marco de una visita sorpresiva a la teocracia islámica, justo mientras finaliza la Cumbre de las Américas en Los Ángeles. Evento al que, lógicamente, no fue invitado.
Mientras el dictador venezolano hacía referencia a la obsecuencia del presidente argentino, Luis Almagro reivindicaba la exclusión de Cuba, Venezuela y Nicaragua de la reunión en Estados Unidos. “No me hubiera gustado que Pinochet, Videla y Gregorio Álvarez estuviesen en esta sala”, dijo con buen tino el Secretario General de la OEA. Pero para el presidente argentino, que ayer reclamó por los ausentes tímidamente a Joe Biden, hay dictaduras buenas y malas. “Nuestra empatía debe estar con las víctimas de las dictaduras, esos son los pueblos que deben estar representados aquí”, señaló Almagro.
Pero para Maduro, el discurso vago y delirante de Fernández (donde hasta se quejó por la ausencia de las Islas Malvinas en el logo del evento), la intervención del presidente argentino fue absolutamente memorable. “Después de protestar y rechazar la exclusión frente al propio presidente Biden que lo tenía al frente, le dijo que tenemos nuestra comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, que se reunirá en plenaria en los próximos meses y nosotros lo invitamos a usted para que participe sin exclusión en nuestra reunión. Creo que realmente le puso la guinda a la torta, como decimos en Venezuela”, le dijo a un canal de propaganda iraní que emite contenido en español.
Si algo le faltaba a Fernández, cada vez más cuestionado en Argentina, era que lo festejara Maduro en suelo iraní. Así comienza a transitar el presidente su último año: cercado por el kirchnerismo duro, absolutamente dominado por la figura de Cristina Kirchner, preso de sus injustificables contradicciones y sin respaldo alguno dentro del propio gobierno.