En las elecciones de 2019 el peronismo no kirchnerista amagó con presentar una fórmula presidencial, por fuera de la polarización macrista-kirchnerista. Hasta hubo presentación pública y todo. Alternativa Federal mostró a Juan Schiaretti, a Juan Manuel Urtubey, a Miguel Ángel Pichetto y a Sergio Massa en una mesa, pero todo quedó en la nada. Finalmente, con números que no aseguraban el ingreso a un balotaje, Pichetto secundó a Macri, Massa se fue con Cristina y Urtubey y Schiaretti se abstuvieron de participar de la contienda. Ahora, con el kirchnerismo absolutamente desgastado y con el macrismo complicado por las internas de Juntos por el Cambio, el peronismo federal irrumpe en un escenario absolutamente incierto.
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Al día de hoy, a un año de las primarias, las encuestas muestran un escenario de tres tercios: el oficialismo con un núcleo duro (en decadencia), el macrismo (que no deja de sacarse chispazos puertas adentro) y la irrupción libertaria con Javier Milei. Varios analistas coincidieron que, en un panorama de estas características, cualquiera de los tres puede ingresar al balotaje y cualquiera podría también quedarse afuera. Parece que, con este escenario absolutamente abierto, Urtubey y Schiaretti piensan presentar una opción electoral en 2023.
No hay que hacer un análisis muy profundo para llegar a la conclusión de cuál es el espacio que más daña la nueva opción peronista. El Frente de Todos podría llegar a sufrir una importante fuga de votantes, pero también de dirigentes en todo el país. Es que, con una elección nacional que pareciera estar perdida, la idea de una cabeza de lista nacional menos cuestionada que el albertismo o el kirchnerismo, muchos concejales, intendentes, legisladores o gobernadores peronistas pueden intentar hacer al menos una buena elección en su distrito para salir del paso.
Aunque todavía es futurología, es claro que el cordobés Schiaretti, imposibilitado de competir por un nuevo mandato en su gobernación, quiere ir por la elección nacional. Fuentes cercanas al hombre fuerte de Córdoba aseguran que “nunca” cerraría filas con nada que tenga que ver con el kirchnerismo. Habrá que ver que dicen los primeros números, en caso que blanquee sus intenciones presidenciales. Por ahora, ya cuenta con el apoyo del salteño Urtubey.
La primera conclusión que arroja este nuevo panorama electoral es que el kirchnerismo duro, de sufrir una hemorragia peronista a manos de la nueva opción que va tomando forma, podría correr el riesgo de quedar relegado al tercer lugar, lo que amenaza con ser sinónimo de su desaparición de la política grande en Argentina. En algún momento tenía que pasar.