El 2 de julio de 1976, cuatro meses después de que las Fuerzas Armadas tomaron el poder en Argentina, José “Pepe” Salgado colocó una bomba del estilo “explosivo vietnamita” en el casino de la Superintendencia de Seguridad Federal. El saldo del atentado fueron 23 muertos y más de cien heridos. Una persona de civil que estaba de visita también perdió la vida. Sobra decir que los fallecidos eran policías de bajo rango, de nula incidencia política (que estaban en su puesto antes de Videla) y que la explosión también mató a personal de gastronomía y a gente que nada tenía que ver con los conflictos políticos. Hasta que un libro trajo a colación el tema nuevamente, nadie recordaba el atentado. Sin embargo, el Estado sí seguía homenajeando al guerrillero asesino.
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La obra que vino a dar luz sobre el asunto para una nueva generación es Masacre en el comedor. Su autor es el periodista Ceferino Reato, quien trató en varias oportunidades la temática de los setenta, con una objetividad tan necesaria como ausente en el debate político nacional.
“Nada recuerda a esas víctimas. En cambio, el autor intelectual, Rodolfo Walsh, es el revolucionario más homenajeado”, señaló el escritor de la obra. Reato, que con la publicación del libro consiguió reabrir un debate cerrado, lamenta que “ni siquiera una placa tienen en toda la ciudad de Buenos Aires”, las víctimas de aquella bomba de Montoneros.
José “Pepe” Salgado fue el autor material del atentado de la organización terrorista. El joven era un doble agente montonero, que había logrado infiltrarse en la Policía Federal. Como miembro de las fuerzas, aquel día ingresó la bomba en el comedor de Seguridad. Su masacre fue el atentado más grave de la historia argentina, que recién pasó al segundo puesto tras la bomba a la AMIA en 1994.
“A nuestro pueblo: en la mañana del día de la fecha, el pelotón de combate Sergio Puiggros del Ejército Montonero, aprovechando una falla en el dispositivo de vigilancia y control de la Superintendencia de Seguridad Federal (ex Coordinación Federal), colocó en su sede central un artefacto explosivo. Cumplida su misión, los compañeros se retiraron sin novedades y, posteriormente, tal como estaba planificado, el artefacto detonó a las 13.20 en el comedor de esa dependencia”, informaron desde la misma organización guerrillera. La misma organización Montoneros denominó la acción como un “hecho de guerra”.
Asesino o “deportista y Boy Scout”
El 12 de marzo de 1977, Salgado fue encontrado por las fuerzas militares y luego apareció sin vida. Oficialmente se dijo que su deceso fue en un enfrentamiento, versión que cuestionan las organizaciones de izquierda. Pero, más allá de esta cuestión, lo insólito es que para el “Espacio de la Memoria y Derechos Humanos”, el guerrillero era solamente una persona comprometida con sus valores, vilmente asesinada por la dictadura. En la página oficial donde recuerdan al doble agente, nada dicen sobre el atentado.
“José María creció en Olivos, en un hogar de clase media tradicional. Era el hermano del medio de cinco: dos varones y dos mujeres. Con una fuerte impronta católica en su familia, de chico fue Boy Scout. A Pepe le gustaban mucho los deportes, practicaba y competía en regatas de remo. Era muy sensible, curioso y comprador. Sus hermanas recuerdan que al ser tantos teníamos cada uno una actividad: lavar los platos, comprar el pan… ¡y a él nunca le tocaba nada! Vos hacías lo de él porque era simpático y te compraba enseguida”. Estos son los datos relevantes para el sitio de la “memoria” sobre el responsable de la muerte de 23 personas inocentes.
“Luego de un viaje de mochilero por el norte del país, ingresó a la facultad a estudiar ingeniería electrónica. Era muy inteligente y aunque sus hermanas nunca lo vieron sentarse a estudiar, siempre se sacaba notas brillantes. Leía tan rápido como hablaba. En esos años profundizó su compromiso político y comenzó a militar en la JUP y luego en Montoneros. Allí realizaba tareas de inteligencia y documentación, que permitieron a muchos de sus compañeros salir del país”, esto es lo único que dice sobre su “militancia política”.
Finalmente, el sitio cuenta que se mudó con su pareja a una casa humilde y murió sin conocer a su hijo. “El 12 de marzo de 1977 fue secuestrado por un grupo de tareas de la ESMA. El 2 de junio del mismo año, los medios anunciaron su muerte en enfrentamiento, un tiroteo fraguado en el barrio de Caballito”. Una de las tantas víctimas de la dictadura.
El “Espacio de la Memoria”, que de memoria parece tener muy poca o parcializada, es una de las tantas organizaciones que se financian con fondos de los contribuyentes argentinos. Aunque su sitio la denomina como “autárquica”, recibe el dinero del Estado y se mantiene bajo supervisión de funcionarios del gobierno nacional, pero también del municipal. Es decir, que además del kirchnerismo hay una persona representando al macrismo porteño. La mujer de Horacio Rodríguez Larreta, que acepta y avala todo el relato kirchnerista, es Pamela Malewicz, responsable de la “Subsecretaría de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural”.