La consulta impulsada este domingo por el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, sobre la revocación de mandato fue un fracaso. El evento electoral no contó siquiera con la participación de al menos 40 % de la ciudadanía habilitada para votar, cifra obligatoria para que esta legislación pudiera ser vinculante.
Lejos de lo que pudo esperar el mandatario socialista, solo un grupo minúsculo de electores -entre el 17 % y 18,2 % de todos los convocados a votar- estuvo presente ejerciendo su derecho al voto. Por lo tanto, el resultado que se obtuvo en esta jornada, independientemente de cual sea, no tendrá ningún efecto.
Sin embargo, del escaso número de participantes que hicieron presencia en este referéndum, demarcado desde sus inicios con tintes populistas, entre un 90,3 % y 91,9 % votó a favor de que el mandatario continúe en su cargo los tres años que le restan. Mientras tanto, entre un 6,4 % y un 7,8 % prefirió la revocación, informó el consejero presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdova citado por EFE.
La baja participación constituye un revés político para López Obrador y un respaldo a los partidos de la oposición que rechazaron la consulta y propusieron la no participación.
El discurso de AMLO: palabras huecas y promesas estériles
Hay promesas a cumplir más fáciles que otras para Andrés Manuel López Obrador. Aunque no pudo (ni por asomo) llevar a cabo su principal compromiso electoral a la hora de ser designado presidente (hablamos de “barrer” la corrupción del gobierno mexicano), el mandatario es consecuente con algunos desafíos un poco más sencillos de realizar: como adelantó en una de sus clásicas conferencias de prensa mañaneras, anuló su propio voto escribiendo “¡Viva Zapata!” en la papeleta. El referéndum de AMLO es un acto de campaña política, financiado con recursos públicos y esto no es ningún secreto. Muchos mexicanos este domingo dedicaron más atención a la primera vuelta en Francia que al espectáculo del amigo de Alberto Fernández.
“Erradicar la corrupción y la impunidad será la misión principal del nuevo gobierno. Bajo ninguna circunstancia, el próximo presidente de la República, permitirá la corrupción ni la impunidad”, había dicho López Obrador en su primer discurso a cargo del Poder Ejecutivo de México. Sin embargo, la proliferación de casos de corrupción, que salpicaron tanto a familiares como a sus principales allegados (a los que defendió siempre a capa y espada), le hicieron cambiar el relato a su gestión, volcándose al discurso populista de confrontación contra la prensa, la oposición y sectores empresarios, en total sintonía con sus mandatarios afines en la región.
“Que nadie olvide que el pueblo es el que manda, el pueblo pone y el pueblo quita”, señaló el mandatario luego de emitir su voto nulo en uno de los 57500 puestos de habilitados para la consulta, que para que sea vinculante necesitaba superar el 40 % del padrón. Cabe destacar que, para las elecciones federales tradicionales, se instalan el triple de sitios para votar. En la última elección, existieron 161.000.
La oposición se dedicó a fomentar la abstención, que se vio fuertemente reflejada en las redes sociales. Bajo el hashtag “Urnas vacías”, miles de usuarios criticaron el “fraude electoral”. Como era de esperar, con el correr de las horas y ante la difusión de varios centros de votación poco concurridos, aparecieron los memes tradicionales, burlándose de la poca seriedad de la convocatoria oficial.
Así luce la consulta, vacía…como la cabeza de López.#UrnasVacias #RevocaLaTrampa pic.twitter.com/uixMQGsaAy
— {AL} Arturo León 🇺🇦 (@artileon_) April 10, 2022
Con tomas más “cuidadas”, mostrando algo de concurrencia en las urnas, el Instituto Nacional Electoral mostró otras imágenes, con algo de actividad como para darle más seriedad y trascendencia a una jornada electoral que no despertó el interés de la mayoría de los mexicanos. Sin embargo, la propaganda oficial no la pasó bien en la lucha de las redes durante la jornada, donde también se vieron varias grabaciones de votantes “acarreados” para sufragar, supuestamente en favor del presidente mexicano.
Lejos de decidirse o no la continuidad de la inédita convocatoria impulsada por el mismo López Obrador, el mandatario apostó simplemente a un espaldarazo simbólico que le permita habilitar una reforma constitucional, para incrementar la intervención estatal en materia de energía. Es que el espacio de AMLO carece del número necesario como para imponer la reforma en el parlamento, ya que tanto el PRI, el PAN y el PRD están en contra de la iniciativa.