Es más fuerte que ellos. Cuando hay un distrito al que no pueden conquistar, porque simplemente les votan en contra sistemáticamente, el peronismo K opta por la descalificación. Claro que, si no los elegían antes, mucho menos después de los insultos. Una vez más, siguiendo una tradición kirchnerista que ya lleva muchos años, Máximo despreció al electorado de la Ciudad de Buenos Aires.
Envalentonado por la convocatoria de La Cámpora por el 24 de marzo, el diputado e hijo de la vicepresidente Cristina Fernández se lamentó ante unos jóvenes periodistas afines por las preferencias electorales de los votantes de la capital. En este sentido, dijo que “tienen tendencia de votar a los que quieren ocultar lo que hizo la dictadura”. Parece que en su opinión, los espacios políticos que no comparten plenamente su mentirosa versión sobre los setenta, directamente son cómplices o partidarios de la última dictadura militar.
Pero esta no fue la única manifestación curiosa que tuvo Kirchner esta tarde, que habló por primera vez luego de renunciar a la presidencia del bloque del Frente de Todos por el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. El legislador nacional se quejó del “centralismo” porteño de la política, que supuestamente se limita a prestarle atención a Buenos Aires, pero ellos eligen sistemáticamente la Ciudad Autónoma para sus manifestaciones políticas. Incluso teniendo que traer a todo el aparato político, proveniente en su mayoría de la provincia y el conurbano bonaerense.
Esta costumbre kirchnerista no es nueva. Su padre, el expresidente Néstor Kirchner, en una de sus últimas presentaciones públicas, al ver que su espacio político no hacía pie en la capital, les pidió a los porteños que “de una vez por todas se acerquen al latir fuerte de la patria profunda”. En los años de aquel primer kirchnerismo, el actual presidente, que se desempeñaba como jefe de Gabinete, también lamentaba el paladar “anti k” del electorado de CABA. “Dejen de votar como una isla”, decía Alberto en 2007, cuando incluso llegó a tildar de “soberbio” al electorado capitalino.
Aunque pasaron los años, Alberto Fernández no pudo nunca superar la frustración de tener que lidiar con las ciudades y provincias de preferencia no kirchnerista. Recientemente, el presidente cargó contra los votantes cordobeses, a los que acusó de “no integrarse al país” y de tener “necesidad de siempre parecer algo distinto”.
Difícil que ganen en Córdoba y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires con estas actitudes…