Parece que lo hacen a propósito. De otra forma no se explica. El reclamo por la inseguridad es uno de los más escuchados en Argentina. Y Ariel Zapata, el entrenador de Dylan —el perro de Alberto Fernández— también funge como una de las personas más señaladas, a pesar que hasta hoy casi nadie conocía su cara, ni mucho menos su nombre.
Esta tarde trascendió que, desde principios de este año, Zapata es el director de Planificación Operativa del Centro de Monitoreo del ministerio de Seguridad de la República Argentina. Este funcionario al servicio de Alberto Fernández es una de las personas más tristemente célebres vinculadas a las violaciones sistemáticas de las cuarentenas obligatorias en la quinta de Olivos.
Luego del escándalo de la fiesta de cumpleaños de la primera dama, Fabiola Yáñez, la lista de ingresos y egresos a la quinta presidencial dejó en evidencia que Zapata, quien se desempeñaba como el adiestrador de Dylan, entró y salió de la residencia oficial como pancho por su casa todas las veces que quiso.
La muerte de una joven de cáncer, que no pudo volver a ver a su familia antes de fallecer, fue la contracara de los privilegios que vivía la familia presidencial. “Siento tanta impotencia de que sean arrebatados los derechos de mi padre para verme y a mí para verlo. ¿Quién decide eso si queremos vernos? Acuérdense, hasta mi último suspiro tengo mis derechos. Nadie va a arrebatar eso en mi persona”. Escribió con su último aliento Solange Musse, que falleció sin volver a ver a su familia. “El adiestrador del perro tuvo más derechos que mi hija”, dijo Pablo Musse, luego de enterarse de su temprano deceso. Tenía 35 años.
Aníbal Fernández: “Me importa un culo”
Fiel a su estilo, el actual ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, negó que la contratación del adiestrador del perro del presidente tenga que ver con su vínculo con la familia presidencial. “Me importa un culo si es el entrenador del perro de Alberto Fernández. Yo busqué al mejor y es él”, aseguró el funcionario nacional.
Como era de esperar, las críticas de la oposición no demoraron en llegar, pero por ahora el gobierno no parece tener voluntad de revertir el nombramiento. Su contratación, vigente desde el 3 de enero, tiene carácter “transitorio” y caducaría a los 180 días hábiles. Habrá que ver que acontece una vez que el plazo esté vencido, ya que el nombramiento está bajo la lupa de la prensa a partir de esta semana.