Parece que siguen los duros enfrentamientos en el seno del peronismo y de la coalición gobernante en Argentina. Sin embargo, siempre hay que tener presente lo que muy bien advirtió el mismísimo General: “Los peronistas somos como los gatos; cuando nos oyen gritar piensan que nos estamos peleando. Pero en realidad, nos estamos reproduciendo”. Igualmente, la guerra entre Aníbal Fernández y Sergio Berni comienza a captar la atención de la política argentina.
- Lea también: Se pudrió todo: para el FMI, los K son el «ala radical de la izquierda» en el Gobierno
- Lea también: Alberto entregado a Putin y es definitivamente, el peor gobierno de la historia
Con Alberto Fernández anunciando mega inversiones en China, tan peligrosas como todavía inciertas, en Buenos Aires el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional parece cada vez más lejos. Es que los referentes del kirchnerismo duro, solapadamente, siguen incrementando el tono de las críticas con respecto del borrador que aún no ha llegado al Congreso para su debate.
Como si esto fuera poco, la veintena de muertos que dejó la pequeña epidemia de la cocaína adulterada sigue en el centro del debate. Los dos ministros de Seguridad de mayor relevancia en el país, Fernández en el ámbito nacional, y Berni en el gran distrito bonaerense, hace varios días que se sacan chispas.
Antes que estalle el problema, el encargado de la seguridad en la provincia de Axel Kicillof, ya venía criticando a la gestión nacional. Muchos incluso interpretaron que podría existir hasta un coqueteo con Patricia Bullrich, titular a nivel nacional del PRO y seguramente precandidata a presidente el año próximo. Cuando comenzó a subir el número de muertos por intoxicación, Berni hizo un anuncio tan polémico como lógico: le pidió a la gente que haya comprado cocaína en las últimas horas que la tire a la basura.
Fernández no se la dejó pasar. Respondió de forma incisiva en su cuenta de Twitter, con un mensaje que luego terminó borrando. Con banderitas de varios países del mundo, el ministro de Alberto manifestaba que, mientras en el resto del planeta se pide que no se consuma droga, aquí se pedía que se evite la cocaína adulterada.
Berni, mientras la lista de internados y fallecidos se incrementaba, levantó el guante: “No es momento de discutir si está bien o mal consumir, si compró droga en las últimas 48 horas la tiene que descartar. No se suicide, descártela”.
El funcionario bonaerense señaló que su expresión tuvo que ver con la urgencia de la problemática y hasta le dejó un consejo a Aníbal: “Si el ministro tiene una frase mejor y que concientice a aquellos que pueden evitar la muerte consumiendo esta droga envenenada, que lo haga”, resaltó. Sin embargo, se guardó una artimaña más que Fernández no perdonó. “Capaz es una sensación”, ironizó Berni, haciendo referencia a la polémica frase que el ministro de Seguridad de la Nación utilizó durante el primer kirchnerismo, cuando dijo que en Argentina no había inseguridad, sino que se trataba de una “sensación” magnificada desde los medios de comunicación.
“Mercenario” y “patético”
Luego de un entredicho público sobre las conversaciones privadas que tuvieron ambos ministros de Seguridad en las horas más problemáticas, Aníbal Fernández decidió dar vuelta a la página, no sin antes catalogar de “mercenario” al ministro provincial.
“Yo no tengo ganas de pelear con mercenarios, ya está. Tiene su visión así y que haga lo que quiera”, concluyó. Las palabras de Berni no fueron más suaves: “Lo de Aníbal Fernández es patético”.
Por estas horas, con una Cristina Kirchner de jefa de Estado temporal absolutamente recluida, el Frente de Todos cruje por todos lados. Los gritos se escuchan a lo lejos. Pero claro, hay que ver si se pelean en serio, o si como advirtió Perón, solamente se están reproduciendo.