Los sondeos más recientes revelan que el gobierno de Alberto y Cristina Fernández sigue en caída libre. Luego de perder las elecciones legislativas a finales del año pasado, los números le son cada vez más adversos al Frente de Todos. La situación económica, la inflación y un eventual fracaso en la complicada negociación con el Fondo Monetario Internacional oscurece aún más el panorama para la coalición peronista-kirchnerista.
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Según la consultora Opina Argentina, al día de hoy, si el frente de Juntos por el Cambio se mantiene unido, podría imponerse cómodamente en una primera vuelta. El espacio que reúne a Mauricio Macri, Patricia Bullrich, Horacio Rodríguez Larreta, al radicalismo y a la Coalición Cívica, alcanzaría un 34 % de los votos.
Sin embargo, estos números no le permitirían conseguir la victoria sin evitar un balotaje. El oficialismo, según el estudio, todavía tendría un 29 % de voto duro acompañando.
La llave para definir la cuestión la tendría el espacio liberal, ya que el dato novedoso que aportó la medición es el caudal de votos en el territorio nacional con el que contaría un eventual espacio liderado por los economistas Javier Milei y José Luis Espert. Un 15 % de argentinos estaría dispuesto a acompañar una propuesta libertaria, por afuera de la grieta que monopolizó la política argentina en los últimos años.
Aunque falta todavía un año para que comience a esclarecerse el panorama de los frentes y las candidaturas, hay un par de deducciones bastante certeras. Aunque el oficialismo siga cayendo un poco más, mantendrá, a pesar de cualquier circunstancia, un tercio duro del electorado. Donde más puede haber una migración de votos es en el capital que tiene Juntos por el Cambio, hacia el espacio liberal creciente. Este movimiento de electores se consolidaría de la mano del desastre económico. Sin embargo, es difícil que el macrismo quede relegado del primer lugar en la intención de voto.
De mantenerse el primer lugar para Cambiemos, el segundo para el oficialismo y el tercero para el espacio liberal, seguramente se reedite la presión que sufrió Espert en el 2019: el pedido de que desista de su candidatura para no “dividir el voto” ante el kirchnerismo. Sin embargo, una buena parte del 15 % que ostenta el sector libertario ya está convencida que no hay solución a los problemas de Argentina con la propuesta cambiemita, que en 2015 lo único que consiguió fue el retorno de CFK.
Esto podría hacer que los sectores afines al liberalismo en Cambiemos (Bullrich, Wolff, entre otros) busquen la consolidación de una gran coalición que gane fácil en primera vuelta. Sin embargo, ese proyecto tiene dos cuestiones irresolubles: la UCR y la CC no quieren saber nada con una propuesta de centroderecha y los libertarios no firmarían ninguna coalición sin un programa claro de gobierno, para realizar las reformas profundas que el país necesita.
Por ahora, tanto Espert como Milei ya se mostraron razonables para abrir el diálogo y no cayeron en ninguna posición dogmática, ni mucho menos sectaria. Eso sí, piden un programa claro arriba de la mesa y abandonar el proyecto fracasado del estatismo vigente. Mientras tanto, el tiempo y la coyuntura juega a favor de ellos.
Claro que estas encuestas emocionan a más de uno, que se ilusiona con eventual batacazo presidencial liberal. Pero para que esto ocurra, tendría que existir un quiebre en los dos bloques mayoritarios. Aunque no se ve como algo demasiado probable en el corto plazo, tampoco es una cosa imposible. Tanto JxC como el FdT tienen fuertes tensiones internas y en más de una oportunidad hubo rumores de divorcios. De volar por los aires el panorama actual, y de ir a un escenario como el de 2003, donde hubo cinco fórmulas presidenciales que se llevaron entre el 24 y el 14 % de los votos, lo cierto es que ahí puede pasar cualquier cosa.