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A lo largo y ancho del planeta se han registrado miles de escenas de histeria y violencia vinculadas al uso de los tapabocas. Personas que atacan a otras por no llevarlos, o por no cubrirse por completo la nariz, peleas con las fuerzas de seguridad en la vía pública en el marco de discusiones constitucionales, todo esto se vio hasta el hartazgo durante la pandemia del COVID-19.
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Más allá de todo, desde la política se insistió con la vital necesidad que las personas estén cubriéndose con los barbijos, que en la mayoría de los casos ya se habían convertido en trapos sucios, más nocivos para la salud de lo que podría ser el riesgo de su ausencia.
Este fin de semana, desde los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), se redefinieron los conceptos sobre los tapabocas. Como era de esperar, dijeron que los tapabocas tradicionales de tela no son efectivos y recomendaron otros de características profesionales, utilizados en los ámbitos médicos.
“Los tapabocas de tela delgada proporcionan la menor protección, los productos tejidos en capas ofrecen más protección, las máscaras quirúrgicas desechables bien ajustadas y los N95 -así como otros tipos de respiradores- ofrecen aún más protección, y los respiradores bien ajustados, incluyendo los N95, proporcionan el más alto nivel de protección”, aseguraron desde el CDC.
Sin embargo, ante la eventualidad que las personas salgan a comprar masivamente los barbijos (también llamados “respiradores”) en sus versiones profesionales, que evitan el paso del 95% de virus y bacterias, la entidad dijo que las mismas no son para el uso diario de toda la población: “Pueden considerarse sólo para ciertas circunstancias de determinadas personas cuando la mayor protección sea requerida o deseada”.
Finalmente, a modo de consejo, desde el CDC recomendaron a las personas usar los cubrebocas “con mayor protección que tengan”.
