La mayoría de las bandas populares tienen sus éxitos, sus joyitas a descubrir en los álbumes que no fueron corte de difusión y los temas “relleno”. Esos que no le hacen demasiada justicia al disco, pero que se deben poner para llegar a las nueve o diez canciones necesarias para cumplir con los contratos discográficos. En Queen hay muchos hits y muchas gemas para descubrir a lo largo de toda la carrera del grupo. Casi ningún tema invita al bostezo e incluso hay tracks muy interesantes que ni siquiera llegaron a ser parte de los LP editados. Entre las curiosidades en materia de canciones y expectativas, el cuarteto británico tiene una anécdota impensada: Another one bites the dust, el mayor éxito de ventas de la banda, casi queda afuera de The Game de 1980.
Aunque la película Bohemian Rhapsody le dedica una escena al primer ensayo donde el bajista John Deacon presenta la canción, lo único que hay de cierto en todo eso es la reticencia del baterista Roger Taylor y el respaldo del cantante Freddie Mercury. El film muestra que apenas comenzaron a tocar Another one bites the dust, todos, incluso el mánager presente, advirtieron que tenían oro puro entre manos. No fue así. En lo más mínimo. Luego de la grabación, el tema pudo incluso haber quedado fuera del disco. Por esos días ni siquiera se pensaba en editarlo como single.
The Game se editó en junio de 1980, pero los temas de la producción ya venían sonando en las radios desde el año anterior. Crazy little thing called love vio la luz en octubre de 1979. Save me salió luego, en enero de 1980. En mayo se editó Play the game y todos los temas se interpretaron en directo en el “Crazy Tour”, que tuvo lugar entre noviembre y diciembre del 79. Another one bites the dust no tuvo lugar en el set.
Lo llamativo es que la canción tampoco tuvo un espacio en la primera parte del The Game Tour, iniciado el 30 de junio de 1980, fecha que coincidió con la salida del LP. El que le dijo a la banda que estaban cometiendo un grave error fue Michael Jackson. La prometedora estrella convenció a la agrupación que editaran el tema como corte y que, lógicamente, lo incluyeran en el setlist. Así fue. El sencillo salió el 22 de agosto de ese año y se convirtió en el más vendido de Queen en su historia.
Además de llegar al número uno en los Estados Unidos, el éxito se replicó en países impensados como Argentina, donde Queen vino a presentar su espectáculo en febrero de 1981. La canción se convirtió en un clásico y forma parte de todos los espectáculos en directo del grupo hasta el día de la fecha.