Faltan pocos días para la conformación del nuevo parlamento argentino, donde el kirchnerismo contará con menos influencia para aprobar la batería de proyectos catastróficos que tienen en agenda. Por lo pronto, el oficialismo insiste con el tratamiento y aprobación de la “ley de envases” que busca implementar un nuevo impuesto, disfrazado con la excusa ecológica y el cuidado del ambiente.
El proyecto es impulsado por el ministro de Ambiente y Desarrollo Sustentable, Juan Cabandié, y el jefe de la bancada del oficialismo, Máximo Kirchner. De ser aprobado, se creará una nueva “tasa ambiental” de 3 % de todos los productos envasados, que deberá ser abonada por los productores de los envases que llegan al mercado. Aunque se le dio visibilidad al proyecto con el marketing vinculado a las botellas de plástico de las gaseosas, lo cierto es que la normativa afectaría a todos los productos “envasados”, inclusive los medicamentos.
Los diputados liberales ya se manifestaron en contra de cualquier discusión y aseguraron que se trata de un nuevo impuesto, creado para otorgarle una nueva “caja” al kirchnerismo, disfrazado de política medioambiental. En este sentido, la posición de José Luis Espert, Javier Milei y sus diputados se sabe de antemano. Sin embargo, la crítica de estos legisladores podría ser meramente testimonial, ya que el Gobierno quiere aprobarlo antes de la jura de los nuevos diputados y senadores, que tendrá lugar el 10 de diciembre.
Aunque varios legisladores del macrismo advirtieron que votarían en contra, en todo el interbloque de Juntos por el Cambio la cosa no está muy clara. Por estas horas el oficialismo deja trascender que contarían con el apoyo de varios diputados “opositores”, seguramente de la Coalición Cívica (responsable de delirios como la “ley de góndolas) y la Unión Cívica Radical.
El que quiso salir a marcar la cancha dentro de la coalición opositora fue Ricardo López Murphy. Mediante un artículo publicado esta mañana, el exministro y diputado electo, señaló:
“Creemos que el proyecto debe ser firmemente rechazado. La norma propuesta no soluciona el problema ambiental, sobre el cual apenas se expide. Lo que pretende es crear una jugosa caja de control discrecional en cabeza del Ministerio de Ambiente, en manos de La Cámpora”.
Para el economista, el impuesto podría llegar a recaudar hasta 300.000 millones de pesos al año y sería “un acto de ingenuidad o de complicidad hacer de cuenta que los fondos serán destinados a algo siquiera cercano a proteger el medioambiente”.
El proyecto fue presentado el 28 de octubre y habrá que ver si el kirchnerismo logra su aprobación contrarreloj.