El apoyo de los intendentes de la provincia de Buenos Aires a Alberto Fernández no fue gratuito. A un par de horas de la manifestación de ayer en Plaza de Mayo, ya la vocera oficial, Gabriela Cerruti, tuvo que reconocer que hubo un pedido sobre la mesa: el de la posibilidad de habilitar una vez más la reelección indefinida de los jefes comunales peronistas bonaerenses.
“Es algo que están trabajando los intendentes, el Gobierno escucha y va a escuchar y en algún momento se va a tomar alguna decisión”, señaló la portavoz del Frente de Todos esta mañana ante un grupo de periodistas. El argumento que esgrimen los caciques es que en Alemania se reelige al canciller dos, tres o más veces y nadie cuestiona la calidad de la democracia teutona.
“Creo que entre los espacios a debatir ese tema tiene que ser uno. Es decir, qué tipo de democracia queremos y si la reelección, que supone un elemento clave para la vitalidad democrática que es la elección libre, tiene que estar restringida o no. Hay experiencias diversas, a nadie se le ocurre que la democracia alemana esté condicionada y distorsionada porque Angela Merkel estuvo 18 años como primera ministra. La democracia no solo supone la alternancia”.
Estas palabras pertenecen a Lucas Ghi, intendente de Morón. Se trata de uno de los referentes provinciales que cenó este miércoles con el presidente Alberto Fernández, a quien se le pidió la devolución de gentilezas luego del acto donde el presidente aseguró que el Frente de Todos deberá ir a internas en 2023. Más allá de la petición de democracia “puertas adentro” para dirimir el próximo candidato presidencial, su palabra tuvo una clara destinataria: Cristina Fernández de Kirchner. La mandamás del frente que no tiene ningún interés en discutir candidaturas.
Cabe destacar que la comparación con Alemania es una falacia que no reviste el menor análisis. Merkel, como sus antecesores, son electos por un sistema indirecto de coaliciones. Allí los partidos en el Bundestag eligen al máximo representante político nacional. La actual canciller, perteneciente al partido Social Cristiano, fue designada por varias coaliciones. En algunas ocasiones con el FDP (los liberales) y actualmente con la CDU (la social democracia). Los que tuvieron la suerte de visitar el parlamento alemán saben que el sistema político (y los gastos de la política) no tienen absolutamente nada que ver con el argentino.
Una vez que se realizan las elecciones federales, todas las fuerzas, mediante sus diputados electos, van a discutir la coalición de gobierno, que necesita alcanzar una mayoría. En la provincia de Buenos Aires, el sistema funcionaba un poquito diferente: los jefes comunales se adueñaban del Estado municipal y generaban un sistema clientelar que sirve como estructura para la reelección indefinida. Algo que lamentablemente se sigue viendo en Formosa, con el feudo de Gildo Insfrán. El correlato con distritos pobres, corruptos y miserables es total.
Ojalá Alberto Fernández tenga un mínimo de dignidad y no se someta a esta locura, que será sin dudas un descomunal retroceso para la política, no solo bonaerense, sino argentina.