
En las elecciones presidenciales la discusión del llamado “voto útil” es recurrente. Se trata del fenómeno que se da cuando, si bien hay un candidato que puede representarnos mejor, otra sería la opción más conveniente a sufragar, para evitar que un “mal mayor” gane los comicios. El macrismo, desde sus inicios, coincidente con el período del apogeo kirchnerista, hizo uso y abuso de esta idea. No solo para que los ciudadanos no kirchneristas voten otras opciones, sino incluso desincentivando la formación de partidos y frentes que se puedan presentar a la competencia.
Hay que reconocer que han pasado bien el mensaje. No son pocos los votantes de Juntos por el Cambio que preferirían votar otras opciones, pero que sufragan en favor del macrismo “para evitar que gane el kirchnerismo”. En una competencia presidencial, es claro que la idea del voto útil estará siempre presente. Lo curioso es que ocurra lo mismo hasta en unas legislativas, en las que se discute la conformación del parlamento nacional y las legislaturas locales.
Los candidatos que sufren todo esto por estos días son los liberales Javier Milei en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y José Luis Espert en la provincia. Aunque suene incomprensible, me he cruzado con personas que entienden que se vota, profesionales e inteligentes, que me han repetido como un lorito el voto necesario, “con tal que no gane el kirchnerismo”. No hace mucho, una señora mayor, con un puesto jerárquico en una empresa y gente a cargo, me pidió mi “palabra” de que si votaba por fuera de la grieta no iba a contribuir “ni un poquito” con una eventual victoria kirchnerista. En sus ojos había una especie de miedo y súplica. Un delirio total. Eso es lo que ha conseguido el kirchnerismo, pero también el macrismo.
En una elección legislativa, la única idea alrededor del voto útil podría ser la del candidato que está en el margen. La opción que todavía no consiga la cantidad de votos suficientes para conseguir una banca, que necesita de cada sufragio como para alcanzar el objetivo. En la Ciudad, la que sí podría apelar a esto es la izquierda. Miryam Bregman obtuvo en las primarias poco más del 6%, pero para que su ingreso al Congreso se materialice, necesitaría sumar algún puntito más. Ella sí podría decirle a un votante del Frente de Todos que, desde la perspectiva socialista, sería preferible que entre la legisladora trotskista, en lugar del tercer diputado kirchnerista. Ahí sí hay un caso para analizar utilitariamente para la izquierda más principista y pragmática, que puede dudar entre el Frente de Izquierda y el Frente de Todos.
Claro que Juntos por el Cambio no tiene muchos votantes para pescar en esa “interna”, por lo que su estrategia apunta hacia las listas de Avanza Libertad en el distrito bonaerense y de La Libertad Avanza en CABA. Si una persona está dudando entre el macrismo o el liberalismo, lo único que decide es si Juntos por el Cambio, de indiscutido primer puesto, mete un legislador más o si Espert o Milei logran conseguir la tercera banca. En la provincia, el que la lucha en el margen es Hugo Bontempo (presidente de la Ucedé bonaerense) y en la capital Nicolás Emma (presidente del Partido Libertario en el distrito).
Inclusive son las fuerzas liberales las que podrían llegar a apelar que el voto útil tendría que ser para ellos: Espert puede asegurarse el tercer puesto en la provincia (el primero a Juntos y el segundo al kirchnerismo son inamovibles) y Milei puede decir que hasta podría relegar al Frente de Todos al tercer lugar. Ante esta realidad, lo cierto es que es inimaginable pensar un voto más útil que la izquierda le saque el tercer diputado a Leandro Santoro y que el espacio libertario le robe el segundo lugar.
Sin embargo, las operaciones de Juntos por el Cambio insistirán con esta idea hasta el último momento. Siempre el voto más útil es el que más representa al elector. Pero en las legislativas, y cuando el espacio que uno prefiere ya cuenta con un caudal suficiente para tener una banca, o está en el margen para conseguirla, es claro que no hay motivos para pensar que conviene votar otra cosa.