El Frente de Todos, desde la derrota en las primarias de agosto, no pega una. Primero, el enfrentamiento entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner, los audios del escándalo, las amenazas de renuncia y el nuevo gabinete. Luego, el silencio de los dos voceros informales del mismo (Juan Manzur y Aníbal Fernández), que terminó en la llegada de la portavoz oficial Gabriela Cerruti, que cada vez que abre la boca es para decir una estupidez, como por ejemplo asegurar que el incremento del dólar paralelo “no refleja exactamente la situación económica” de Argentina.
Sin embargo, como si al oficialismo le faltara el golpe de gracia, faltaba la barrabasada del presidente, justo con el pueblo de una provincia que nunca se sometió al autoritarismo kirchnerista. En una reunión con sus dirigentes cordobeses, el mandatario fue grabado diciendo que Córdoba debería abandonar una supuesta actitud antiargentina, y decidirse a ser una provincia más de la nación.
Además de denominar el distrito como “terreno hostil”, Alberto Fernández dijo: “Hace falta de muchos cordobeses para que Córdoba de una vez por todas se integre al país. Para que Córdoba, de una vez y para siempre, sea parte de la Argentina y no esta necesidad de siempre parecer algo distinto”.
Más allá de repudiar el grotesco mensaje, que recuerda al nacionalsocialismo de Hitler, el cual argumentaba que los judíos no eran ciudadanos alemanes, cabe advertir, con números, lo que hay detrás de las palabras del mandatario: Fernández manifiesta que los cordobeses se niegan a ser parte de Argentina, solamente porque tienen la costumbre de votar en contra del kirchnerismo.
En el balotaje de 2015, en el que Mauricio Macri fue electo presidente, el kirchnerismo perdió 71,52 % versus 28,48 %. Se trató de la diferencia más amplia de todo el territorio nacional. Es más, la provincia rebelde mantuvo su nivel de antikirchnerismo, incluso en los comicios de 2019, donde la mayoría le dio la espalda al macrismo, que buscaba la reelección.
En aquel entonces, Alberto Fernández obtuvo en Córdoba, solamente el 29,28%. Mientras tanto, el expresidente consiguió el 61,31 %.
Después de las bochornosas palabras de Fernández, seguramente al Frente de Todos y sus secuaces de la izquierda le espera otra dura paliza histórica, en una provincia que, aunque le moleste al kirchnerismo, es argentina. No obstante, a diferencia de lo que ocurrió hace dos años, y aunque sea por un menor margen, al oficialismo le aguardan duras caídas en todo el territorio nacional. Incluso en la provincia de Buenos Aires. ¿Dirán el lunes 15 de noviembre que casi ninguna provincia del país es parte de la Argentina?